Migración y los primeros problemas
Uno de los temores que tienen muchas personas cuando viajan. Fuera de que el avión se caiga, viaje un terrorista, la comida sea horrible y el avión incómodo, es pasar el control migratorio. Para algunos es el momento más difícil de todo el viaje. Tras haber pasado ya por varias fronteras, no deja uno de extrañarse por lo distinto que es pasar de un control a otro. La cola en Kuala Lumpur fue mínima. Creo que de las más cortas que he hecho. Cuando pasamos, entregamos nuestros “nuevos” pasaportes españoles. – Hago un paréntesis aquí, ya que para entrar a Turquía lo hicimos como colombianos. Porque si lo hacíamos como españoles, tendríamos que pagar un pequeño impuesto. Así que no habíamos tenido el placer de utilizar nuestro pasaporte español hasta este momento. – El oficial de migración revisó, nos hizo poner las huellas en la maquinita especial para ello. Uno por uno. Luego selló el pasaporte y listo. Ni una pregunta. Estábamos en otro país sin problema alguno. ¡Maravilloso!¿Nos tumbaron?
Resulta que antes de pasar migración a Jaime le entró el afán por contratar un servicio de telefonía móvil. Era un afán justificado, ya que estar incomunicado y en un lugar que uno no conoce es para asustarse. Así que por recomendación de nuestro primer host, nos acercamos a la compañía y adquirimos el plan más económico con acceso a Internet. Y en pocos minutos estábamos conectados con el mundo, otra vez. La cosa es que un día después nos dimos cuenta que nos tumbaron. Pues sí tenemos un número en Malasia, internet, pero el cuento de los minutos no era lo que nos vendieron. Lo cual es la embarrada. Por lo menos el costo de esta tumbada es menos de 12€ pero no deja de ser una tumbada al fin y al cabo.
Nuestra recomendación es pedir factura por la compra realizada. Tal vez así puedas hacer algún reclamo. Aunque puede salirte más caro que simplemente recargar de nuevo. Pero al menos harás que la persona que te atiende se la piense mejor antes de tumbarte. O lo otro, es que te aguantes a salir del aeropuerto y hacer esas “compras” en la ciudad. Tal vez, con algo más de respaldo, tiempo e información.
Problemas con nuestro host
Como teníamos previsto llegar en la tarde. Nuestro host, que es un chico que contactamos en CouchSurfing tubo un imprevisto en su trabajo por lo que no podía recibirnos después de la media noche que llegábamos. Así que el dilema era: ¿dónde vamos a pasar la noche?. Pensamos en irnos a un hotel u hostal en el centro de Kuala Lumpur, pero eran más de las 11pm y llegar sin conocer nada de nada, en plena noche, daba algo de culillo. Por lo que decidimos que lo mejor era quedarnos en el aeropuerto y al día siguiente encontrarnos temprano con el chico cerca de su casa. Como se tenía planeado inicialmente.
Así lo hicimos. Ubicamos un lugar para comer y trabajar mientras nos agarraba el sueño y luego descansamos por tantas. Sería otro día de seguir derecho, pero al menos estábamos más cómodos en el aeropuerto que buscando quien sabe qué lugar en la madrugada de una ciudad y país que no conocemos.
Así fueron nuestras primeras horas en un nuevo Continente y en una ciudad que esperamos disfrutar en los próximos días. Debo decir que pasar la noche en el aeropuerto no fue tan traumático como imaginaba. De hecho fue bastante cómodo y la gente con la que nos cruzamos fue muy servicial y atentan. Con decirles que, sin pedir ayuda se nos acercaron dos personas. Una para indicarnos dónde debíamos hacer el control migratorio. No le habíamos preguntado, pero seguramente vio nuestra cara y dedujo que necesitábamos orientación. Muy servicial por su parte. El otro era un trabajador del aeropuerto, que se nos acercó a las 5:15am – cuando nos disponíamos a buscar el tren para irnos- ya que nos había visto y quería saber si necesitábamos ayuda para llegar a la ciudad o un hotel donde quedarnos. Se ofreció a orientarnos y buscar ofertas si lo necesitábamos. No llevábamos sino un par de horas y ya nos ayudaban. Personalmente esto me pareció un puntazo genial y aunque lo había leído, uno no lo cree hasta que te pasa.
Nuestra aventura a penas empieza y aunque estamos cansados, agotados y con ganas de una cama, una ducha y una buena comida, la mañana a penas empieza y tenemos que buscar transporte (2 trenes, para ser exactos). Caminar hasta la casa de nuestro host (20 minutos más o menos). Hacer vida social un rato y luego sí descansar para poder hacer el resto 😀
Gracias por tu comentario en mi blog. Tengo curiosidad, por que como españoles os cobraban por entrar en Turquia y como colombianos no?
Hola Miguel, pues te cuento que los españoles deben pagar unos 20 dólares de ingreso al país. ¿Por qué motivo? Ni idea. Pero los colombianos tienen un acuerdo con el país y no necesitan visado para estar hasta 90 días y entran gratis. Es un acuerdo reciente (del año pasado, creo).
Así que ya sabes, si vas a Turquía te toca pagar el impuesto. Es poquito, pero en nuestro viaje Minimalista, cualquier ahorro es bueno 😉