Las etapas del duelo

Las etapas del duelo: cuando un ser querido nos deja

Muchas personas tenemos miedo a la muerte.  Todos en algún momento hemos escuchado, a lo largo de nuestra vida, hablar sobre los pasos o las etapas del duelo. Esos momentos que todos vivimos cuando perdemos a alguien que es importante en nuestra vida.

Aunque también son pasos que se viven cuando alguien que amamos tiene una enfermedad terminal.

Seguramente, mientras escuchabas este tema, te habrás dado cuenta que se especula mucho sobre él y que para cada persona es distinto lo que se vive. Todo depende de la situación, el momento y la persona que haya perdido.

Estoy de acuerdo con las etapas del duelo y pienso que definitivamente todos pasamos por ellas en un determinado momento, hoy te voy a compartir mi opinión sobre dichos pasos.

Lo primero que tenemos es la parálisis por saber que una persona cercana a nosotros se ha ido y nunca más volveremos a verla.

Ese sería el paso cero. El inevitable impacto que nos produce saber que alguien ya no está con nosotros.

Para muchos se puede manifestar con lágrimas, gritos, golpes, desmayo, silencio y es ahí, casi inmediatamente, cuando vienen las etapas del duelo.

Etapas del duelo

El primer paso conocido es la negación. La que viene tras pasar el impacto cero. En este paso no logramos aceptar lo que ha pasado y nos cuesta mucho creer que esto nos esté pasando a nosotros.

La negación es inevitable y lo vive la familia, los amigos y hasta los extraños. Porque aceptar que alguien se va, muchas veces de un momento a otro, es un proceso que al principio cuesta.

La negación puede durar horas, días, semanas, meses o años, dependiendo de la forma en qué murió, dónde fue, cuándo pasó y todo lo que viene después de que alguien se ha ido, como por ejemplo las famosas especulaciones, que se dan aunque sea muerte natural, accidente, homicidio o suicidio.

Más adelante viene un sentimiento de ira por la situación que se está viviendo. Aquí nos preguntamos «El porqué a mí». El «no estoy preparado para esto», el «no es justo», «el por qué le hicieron esto», «Por qué lo hizo», «por qué Dios se ha olvidado de nosotros«… Entre muchos otros pensamientos.

Aquí enfrentamos además sentimientos de traición, resentimiento, envidia, frustración, impotencia, indiferencia, enfado.

Para mí, más que la negación, que es una etapa normal y entendible, la ira es de los procesos más peligrosos por los que podemos pasar, ya que a esto hay que sumarle la cantidad de personas que pueden estar llenándote la cabeza de ideas locas, como por ejemplo la venganza.

Una necesidad que muchos quieren experimentan, pero que realmente no aportan nada en el proceso.

Todo esto hace que la ira sea casi inmanejable y muchas personas sucumben a ella durante meses o años, porque salir de ese pozo no es sencillo y a algunas personas les puede llevar más tiempo que a otras.

Tras estas dos primeras etapas vienen la negociación. Ese momento donde comprendemos que la vida sigue y que de alguna manera nosotros debemos continuar en ella.

No es de las etapas más sencillas, pero es una que nos permite entender que el otro se ha ido y nosotros debemos seguir el camino y seguirlo bien.

Porque aunque algunos se van más pronto que otros, la vida es corta y es mucho lo que tenemos que hacer y aprender antes de partir.

Esa negociación, incluye el tener que sacar fuerzas para estar con tus hijos, con tu familia, con tu pareja, con tus amigos. Ese tener que seguir sin la otra persona.

Es tan sencillo como el hecho de tener que hacer frente a que la vida, por más difícil que sea, hay que seguir viviéndola.

La cuarta etapa es la tristeza. El aceptar por fin lo inevitable y el asumir el hueco que el otro ha dejado en nosotros.

La tristeza cada persona la manifiesta de una manera diferente. No todos lloramos cuando estamos tristes, no todos gritamos, ni andamos con cara de limón porque nos sentimos mal.

La tristeza se puede expresar de muchas maneras y cuando es una tristeza por alguien que se ha ido, esta se ve reflejada de muchas maneras y dependerá de la persona, de la situación y del momento en que afronte la pérdida.

Porque no es la misma tristeza que vive una madre cuando pierde un hijo, a un hijo cuando pierde un padre o una persona cuando pierde un amigo o un esposo. Los sentimientos de tristeza son difíciles de medir y cada persona los asume de diferente manera.

Lo importante es permitirse sentir esa tristeza. No negarla, ni aplazarla. Entre más rápido la asumas y comprendas que eso que sientes es tristeza por esa persona que se ha ido, más rápido podrás seguir y afrontar lo que la vida tiene para ofrecerte.

Debes tener en cuenta que la tristeza es un estado que te acompañará esporádicamente, que vendrá y se irá de un momento a oro. Es normal y mi recomendación es que la sientas tan intensamente como puedas pero que no te pegues a ella, déjala ir y sigue adelante.

Después de un tiempo, la tristeza vendrá con menos frecuencia y podrás seguir disfrutando de tu aquí y ahora como siempre lo has hecho.

La última etapa es la Aceptación, ese momento donde por fin aceptas lo ocurrido sin ira, sin dolor, sin rabia, sin impotencia, sin depresión, sin culpas, sin recriminaciones.

El aceptar no es lo mismo que olvidar. Es simplemente entregarse voluntariamente a los designios de la vida. A que las situaciones no las podemos cambiar, ni podemos intervenir en ella cuando se trata de dejar ir a nuestros seres queridos.

Así que esa aceptación va muy ligada al hecho de «dejar ir» al otro. Darle la libertad que necesita para continuar su camino, mientras nosotros aquí continuamos el nuestro.

Para llegar a esta tapa pueden pasar muchas semanas o meses. No es sencillo soltar, no es sencillo dejar ir, ni aceptar que hemos perdido la oportunidad de seguir compartiendo con personas maravillosas y que llenan nuestra vida.

Sin embargo, esa es la mecánica del estar aquí y aceptarlo es dar un gran paso hacia el reconocimiento y la libertad que tanto tú como el que se ha ido necesitan.

¿Por qué hablar de este tema tan triste?

Tras leer mi interpretación sobre las tapas del duelo, seguro te has preguntado ¿A qué viene este tema justo en esta época?

Resulta que hemos perdido a un miembro muy querido de la familia y eso nos ha dejado un hueco en el corazón y una sensación de vacío en estas fechas.

Por eso me he puesto a leer sobre el duelo, la muerte, la vida, sobre el dejar ir, sobre el desprendimiento y esas etapas dolorosas por las cuales todos vamos a pasar en algún momento de este proceso.

Es verdad que tenía otros temas «más alegres» para estos días. Sin embargo, mi ánimo ha cambiado y necesito soltar un poco mi propia frustración y tristeza y la mejor manera que encuentro es escribir. Espero con esto haberte podido ayudar de alguna manera, ya que así me siento mejor y más tranquila conmigo misma.

Y aunque mi estado no es el mejor, te deseo unas Felices Fiestas!!!

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