5 placeres secretos para que Traviajar sea la nueva forma en que viajes
Una de las cosas que más extraño últimamente es viajar. ¡Pero no solo viajar para conocer un lugar y tomarme la foto y ya! No, lo que extraño es Traviajar. Es decir, viajar y quedarme a vivir en el lugar una temporada. Para que me entiendas mejor, hoy te voy a contar 5 secretos para que Traviajar sea la nueva forma en que viajes (si puedes permitírtelo, claro).
Porque una cosa es clara: cuando solamente tienes una o dos semanas de vacaciones al año, probablemente lo mejor para ti sería disfrutar de la tranquilidad que te brinda la costa e ir a disfrutar de las playas bellísimas que hay en México, por ejemplo, aprovechando las ofertas de vuelos baratos a Cancún, que dicen que es de esos lugares que uno no se puede perder y que hay que visitar al menos una vez en la vida.
Sin embargo, si puedes permitirte un mes de viaje o más, el cuento cambia.
Ya sea porque tu trabajo te permite no estar en la oficina 10 horas al día, o bien porque tienes la suficiente flexibilidad para no arraigarte a una ciudad concreta, esto de Traviajar es lo próximo que debes probar.
Toma nota de mis cinco placeres secretos favoritos (hay tantos que me costó decidirme por estos, pero te prometo que son los mejores):
Conoces más del lugar donde estás y lo haces a tu ritmo
Es verdad que viajamos para ver nuevos paisajes, probar experiencias que no se dan en nuestro entorno habitual y conocer lugares que dejen bonitas huellas en nuestra memoria… Y sí, también para llenar de fotos chulas nuestros álbumes y redes sociales. ¡No vamos a engañarnos a estas alturas de la película!
Sin embargo, cuando pagamos un viaje guiado (de esos en los que, por ejemplo, visitas 5 países y 16 ciudades en dos semanas) en realidad estamos pagando frenetismo.
Se parece al atracón de estudiar que muchas personas se dan antes de los exámenes finales: vas corriendo de un lugar a otro, de una actividad a otra, y ves muchas cosas; pero no hay tiempo de disfrutarlo, de absorberlo, de sentirlo en las venas. Porque toca salir de donde estás, descansar lo que puedas y correr para el siguiente.
Por el contrario, cuando vas a tu aire, cuando puedes simplemente quedarte más tiempo y sentir el lugar, la vibra o la energía, la experiencia es distinta. Para mí, lo ideal es estar al menos un mes en cada lugar. Y si no se puede un mes, ¡que sean dos semanas entonces! Pasar menos de dos semanas me deja siempre con ganas de más.
¡Pues este es mi primer secreto placentero! Buscar bien dónde quedarte, y optar por lugares que te permitan una estancia tranquila, segura y cómoda. Mi único requisito irrenunciable es tener buen internet, pero también busco sitios donde puedo acceder fácilmente a nodos de transporte y tengo buenas opciones de alimentación.
Te aclaras mejor con lo que de verdad necesitas y con tus preferencias
Y como resultado, no tienes ninguna preocupación por quedarte más de unos días. Te pongo un par de ejemplos personales.
En mi último viaje a Asia estuvimos en Bangkok, la capital de Tailandia. Una ciudad loquísima a la que los turistas van, pasan pocos días y se largan prontísimo porque es absorbente. Hay quien dice incluso que, una vez has visto el mercadillo de Chatuchak y los megacentros comerciales, ya lo has visto todo y no hay que gastar más tiempo allí.
Pues yo me quedé tres semanas en un condominio de lujo en Bearing, una zona de Bangkok sin turistas, ¡y fue una gozada! Tailandia está en expansión urbanística, y ese barrio estaba lleno de anuncios para invertir en nuevas torres. Había un colegio inglés, y tuvimos que irnos a la otra punta de Bangkok para ver a un extranjero. ¡Con eso te digo todo!
Por eso decidimos repetir el plan en Siem Riep, Camboya, al mes siguiente. De esta ciudad dicen que solamente tiene para ofrecer los templos de Angkor Wat, y la gente como mucho se queda una semana por allí. ¡Pues nosotros nos quedamos tres semanas, y la pasamos genial! Aunque ahí sí que vimos turistas a toda hora.
Esa vez no nos quedamos en un Airbnb, como pasó en Tailandia, ni en un apartamento, ni nada de eso. Fue en un hotel, porque cada vez hay más hoteles que te permiten una estancia larga y fabulosa y no son tan costosos.
Esto no sólo nos pasó en Camboya, sino que también nos pasó en otros países como Malta e Italia. Y qué te voy a decir de las ofertas que tienen los hoteles todo incluido en países como Colombia en Cartagena o las vacaciones baratas en Cancún todo incluído que son tan famosas, cómodas y tranquilas.
Y ese es mi segundo secreto placentero: hay opciones para todos los gustos, pero a veces es mejor ir donde no va el grueso del turismo. Si buscas ciertas comodidades, puede que las encuentres de un modo más respetuoso y responsable si evitas las zonas turísticas y eliges pasar tu estancia en un lugar más típico.
Disfrutas más de la cultura y las diferencias
Cuando vas de paso en un lugar no llegas a disfrutar realmente de la cultura. Quizás notas más las diferencias, pero no te empapas de ellas como tal. No llegas a distinguir por qué es mejor comer en un sitio que en otro, ni de por qué hay más productos de X distribuidor que en tu propio país.
Hacer la compra de la casa en Asia es curioso, por varias razones. Por ejemplo, en China ves el pescado vivo en peceras, y lo compras en lugares donde lo capturas tu mismo y te lo llevas a casa en una bolsa todavía boqueando. ¡Eso en ningún supermercado ni galería en Colombia lo verías! Y en España, como mucho en algunos restaurantes hay peceras, pero ni el cliente no captura el pez que va a comer, ni estando allí notas que los peces disminuyen. Es más, esos acuarios son muchas veces más decorativos que otra cosa.
Ahora bien, marcas tan comerciales como Nestlé, que está disponible en todos los países que he estado hasta el momento, varía mucho según el país. Por ejemplo, están sus bebidas solubles. En concreto, se me ocurre la malteada con sabor a chocolate llamada Milo (esa en España casi no se conoce, por cierto).
Nestlé vende el Milo en Malasia y Tailandia en todas las presentaciones que te imaginas. Además de paquetes por kilos, lo hay en helado, en formato tableta como si fuera un chocolate, y hasta puedes ver en algunos supermercados secciones enteras dedicadas a Milo solo para ver sus diferentes presentaciones.
Los Corn Flakes de Kellogg’s, también aparentemente universales, tienen ajustes regionales. De momento, solamente en Kuala Lumpur los he encontrado con almendras picadas. En ningún otro sitio del mundo los he vuelto a ver.
Pero eso no solamente pasa en los supermercados, pasa también en los lugares de comida rápida como McDonalds o Subway que tienen franquicias en todo el mundo. Dependiendo del país donde estés te venden cosas totalmente diferentes. Incluso, si te fijas en la coca cola, la venden diferente en cada país.
Y eso no lo ves cuando vas de turismo, porque es algo que se ve cuando vives allí, cuando haces lo que hace la gente local. Mercar en sus supermercados, ir a los lugares interesantes de ellos y para ellos, y no los que están hechos pensando en los turistas. Lo ves cuando pasas una temporada en un mismo barrio y los vecinos terminan saludándote.
Para mí, eso es lo mejor de viajar. Sentir que formas parte del lugar y no que eres uno más que está de paso.
Aprendes a moverte por el sitio como si fueras local
Cuando vas de turismo en un país, como quieres verlo todo pronto, seguro utilizas un taxi, un uber o como mucho un tuk tuk porque queda bien para la foto, o tal vez el metro porque hay que probarlo.
También puede que utilices los buses turísticos, al fin y al cabo te permiten conocer más lugares en muy poco tiempo y grandes ciudades como New York, Barcelona, Kuala Lumpur, Sidney, México, entre otras, cuenta con este servicio.
Por eso, lo más seguro es que si estás poco tiempo te lo piensas para montarte en un bus, hacer un paseo en bicicleta o montarte en una moto con otras dos personas, lo que en Colombia llaman “moto ratón” y que en Asia puede ir hasta una familia completa.
Una de las cosas que aprendes cuando pasas varios días en un lugar es a moverte como un local, subiéndote en buses y medios de transporte de locales, e incluso alquilando carros o motos, si es más fácil para movilizarse como pasa en Ko Pha Ngan o Miami.
Descansas mejor y conoces más personas
¿Has conocido a alguien que haya hecho un tour por Europa de dos semanas? Son geniales. Estás 16 días moviéndote de un lugar a otro, visitando 18 ciudades o las que le quepan al organizador en el plan. Es un corre corre tan impresionante que no conozco una persona que lo haya hecho y no haya quedado con ganas de descansar un mes.
Este tipo de viajes son matadores, pero existen porque para algunas personas no hay más opción. Es eso, o es no salir de viaje. Así que no queda de otra.
Sin embargo, Traviajar es escoger voluntariamente un ritmo más lento. Más respetuoso contigo y con la cultura local. No vas por los lugares a matacaballo, ni derrochas dinero en zonas concretas haciendo que suban los costes de vida de toda una región.
Es quedarte más tiempo y nutrir a toda la comunidad con tu presencia allí.
Por darte un ejemplo de algo que nos ha pasado en cada viaje que hacemos mi pareja y yo, te diré que llegas a hacer amigos en el barrio a base de probar todos los restaurantes y mercados posibles, y repetir en tus favoritos.
Fue lo que hizo que nos quedásemos con Paulie (nuestro chófer) y con Sohka (la regente de nuestro restaurante favorito) todo el tiempo que pasamos en Camboya. Es más, cuando ellos no podían atendernos (pues en casi un mes pasan muchas cosas) nos recomendaban a alguien. ¡Y nunca fallaron una recomendación!
El descanso es importante para mi cuando viajo, y es posible conseguirlo cuando cuentas con más tiempo y puedes permitirte Traviajar.
Dicho esto, es tu turno de contarnos cuáles son tus placeres secretos en tus viajes. ¡Te leo en los comentarios!
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