Del libro y la televisión a la vida real
¿Alguna vez te has puesto a pensar en la profesión de “persona de compañía? Hoy en día tiene muchos nombres, algunos bastante rimbombantes y bonitos, así como otros tan antiguos como la profesión en si.
Pues bien, resulta que mientras realizaba esta nota y recordaba una novela histórica que acabo de terminar, me ha venido a la cabeza el tema porque en Cardiff hemos descubierto esta semana un sitio donde ofrecen personas de compañía (no solamente con fines sexuales), lo que es una casualidad porque de eso trataba mi libro y más casualidad es, que antes de llegar al Reino Unido descubrí varios escorts en Valencia.
En fin, el tema es que pensamos muchas cosas cuando leemos o vemos la televisión, pero cuando las cosas las tienes en frente, la situación es totalmente diferente.
Como muchos saben, me encuentro viviendo ahora en el Reino Unido. Para algunos no es un secreto que este era uno de esos lugares que me moría por conocer, que tenía ganas de descubrir y sobre todo ver si era como lo había leído en libros o como mi padre me lo había contado en sus historias de su vida en en este país hace ya tantos años.
Ya he paseado por algunas calles de Londres y visitado algunos pueblos bellos, mágicos y maravillosos que se ven en este lado del mundo. Y sí, ya puedo decir que todo es tan mágico, o tal vez un poco más, que como lo tenía en mi cabeza. Como lo había soñado una vez o como tantas veces lo había imaginado.
Aunque a veces pienso que es aún mejor. Me encanta estar aquí. Pero de lo que te voy a hablar es de algo que me ronda la cabeza con respecto a lo que leo, veo y realmente vivo.
Y es que no sé, pero como sabes leo muchas novelas de época y en algunas cuando hablan de damas de compañía o lugares para “divertirse, lo cierto es que me causa mucha curiosidad cómo fueron las cosas en ese entonces, se me hace que eran buenas épocas. No sé si más sanas, la verdad no creo, pero sí parece ser que fue un tiempo donde realmente te sorprendías por las cosas.
Hoy en día eso es muy difícil, y a hasta cómico pensar en «darle la charla» a tu hija de 13 o 14 años, porque te mira con cara de «qué te pasa, yo te puedo dar clases a ti». La juventud de hoy en día andan tan corrompida con tanta tecnología y tanto acceso a información que saben más que uno y hasta sorpresas te pueden dar si les dejas.
Así que me pregunto ¿Qué tan bueno es que las cosas ya no sean como en los libros? Es verdad que la época puede ser difícil, sobre todo para la mujer, pero creo que ciertas cosas eran bonitas y muy “sanas”. Porque pensando en cómo estamos ahora, se me hace un nudo en la garganta imaginar a dónde iremos a parar.
Porque los libros nos relatan una realidad que supuestamente pasó, que estamos viviendo o que tal vez pasará. Las películas, las series y los programas nos muestran a veces mucha ficción, pero una ficción que con el pasar del tiempo termina convirtiéndose en realidad, queramos o no.
Es mejor no pensar en nada y dejar que las cosas pasen y fluyan como tienen que ser.
Ya sabes que soy una persona bastante realista, de esas que intentan no armarse cuentos en su cabeza y vivir las cosas como llegan. Así y todo, no puedo evitar que ciertas cosas me sorprendan, que me llame la atención descubrir que hace poco leí sobre algo y que por casualidad o por cosas de la vida termino viendo «lo mismo», pero de una manera diferente. Me parece chistoso, curioso y sobre todo me hace disfrutar mucho más lo que veo, leo y experimento.
Porque me encanta vivir en un lugar que tiene tanta historia. Me encanta caminar por las calles y pensar en los libros que he leído, las películas que he visto y decir “esto tuvo que haber sido una pasada”.
Porque a la final, creo que así fue. No para todo el mundo, claro, no niego que pudo ser una época difícil, que no tener las comodidades que tenemos hoy en día puede ser hasta complicado imaginarlo.
Estoy segura que muchos no quieran ni pensar vivir en esas épocas, pero yo a pesar de lo duro de cada momento, creo que cada época de la vida tiene sus cosas, cosas que a mí me hubiese encantado vivir y descubrir (y que a veces pienso que realmente las viví).
Es verdad, dejaré de meterme tanto en las novelas que leo… Mentiras, es una promesa que no puedo cumplir, porque me encanta fantasear e imaginarme las cosas, así que ni modos.
Por ahora dejo la divagación y estas palabras que seguro no tienen ningún sentido y me pondré a trabajar.
Mañana será otro día para seguir soñando o viviendo en mi propio sueño
¿Qué tal si me cuentas si eres de las que se mete en el libro que lee o en la película que ve o más bien todo te pasa sin pena ni gloria?
Precisamente mi fijación con Venecia es por las novelas que oía, leía o veía, me parecía tan romántico, que me metía en los carnavales y me parecía ser una de las protagonistas con su antifaz y montando en un góndola con su príncipe azul.
Uhmmm de tal madre tal hija entonces 😀