¿Qué es lo que más extrañas cuando viajas?
Cuando viajas y/o cuando emigras, hay muchas preguntas que te harán conocidos, amigos y familiares. Algunas serán una novedad, al principio, pero cuando pasa el tiempo ya es tan monótono el asunto que la verdad cansa un poco el tema.
Porque resulta que muchos creen saber lo que tu vives, sientes y hasta lo que extrañas, porque muchos escuchan cosas, se imaginan y creen que como ellos tal vez vivieron x situación, sintieron tal cosa o extrañaron y extrañan tal otra tú también tienes que sentir lo mismo, cuando la realidad es otra.
Vamos a hablar hoy de la gran pregunta ¿Qué es lo que más extrañas de tu país cuando viajas?
Cuando viajas extrañas muchas cosas, es verdad, pero cada momento, cada situación, cada lugar y cada experiencia es única, por lo que es muy complicado que todos extrañemos y nos haga falta las mismas cosas.
Algunos pueden extrañar el lujo, como por ejemplo su coche último modelo, su gran televisor pantalla plana o cagar sentados (algo que en algunos lugares de Asia no será posible) o tener en el lavamanos una sola llave con el agua fría y caliente (cosa que poco se ve en el Reino Unido, por ejemplo).
Otros extrañarán la comida (su jamoncito o sus frijolitos). Algunos las personas, otros los lugares y es que es que en definitiva, no todos extrañamos lo mismo. Así es, esa es la verdad y es lo que hay.
Respondiendo la gran pregunta
Así que hoy voy a responder, en mi nombre y no en el de otra persona, a esa típica pregunta sobre qué es lo que más extraño cuando viajo o emigro del lugar que dejo atrás:
Aclaro que si es un amigo, familiar o conocido colombiano el que me pregunta, lo primero que me dice es: «no extrañas los frijolitos, la arepita con queso, el calorcito…» Pues bien aquí te vas a sorprender con mi respuesta.
Si el amigo o conocido es español, lo primero que dice es: «no extrañas el jamón, la paella, nuestras playas o la marcha» Pues bien, vamos a ver qué es lo que realmente extraño, aunque para ello tenemos que ver mis diferentes etapas de viaje:
Emigrando de Colombia a España
Extrañando la comida
Cuando salí de Colombia y llegué a España, no extrañaba la comida, porque siempre había sido complicada para comer. No me gustaban mucho los frijoles, los como, pero con una vez al año tengo suficiente.
Tampoco me gustaban las empanadas, ni los envueltos, ni el arroz. Así que llegar a Galicia, donde la comida es una delicia, además es sana y muy variada. ¿Cómo crees que iba a extrañar la comida en Colombia? Pues no, lo siento.
Lo único que me hacía falta eran las arepas. Pero tras unos meses viviendo allí conseguí un colombiano que las vendía y cada quince días me surtía de arepas. Así que problema resulto.
Una cosa que si me hacía falta y que aún hecho de menos son los zumos naturales de verdad verdad. Que no sean solamente jugos de naranja, sino de papaya, fresa, mora, banano, mango, guanábana, lulo y hasta el típico jugo de guayaba lo he llegado a extrañar.
Extrañando los lugares, las personas, otras cosas
Bueno, te diré la verdad. Yo no extrañaba lugares, porque estaba conociendo y todo era nuevo, así que estaba maravillada por todo lo que veía.
Lo que pensé que más falta me iba a ser era mi madre y la verdad es que hablaba (y hablo) con ella todos los días, por lo cual ¿Cómo la voy a extrañar si siempre hablo con ella?
Es verdad que no es lo mismo, pero se construye otro tipo de relación que se hace más sólida e interesante y no está nada mal, por el contrario creo que está muy bien 🙂
En cuanto a mis amigos y el resto de mi familia, no te diré mentiras, es de las cosas que más falta me hacen, porque hay relaciones que es muy difícil construir nuevamente y cuando pasan ciertas cosas, desearías tener a tus amigos de siempre al lado para compartirlo.
Una cosa que extrañaba de Colombia es la buena vibra de la gente y no porque en España la gente no tenga buena vibra, es que hay que saber primero cómo son para poder entenderlos y comprender que si no sonríen o no son tan abiertos, no es porque le caigas mal, es porque llevan días sin ver el sol y eso les afecta el estado de ánimo 🙂
Los saludos los llegué a extrañar porque en varios lugares de España, la gente que trabaja en lugares donde deben atenderte (como supermercados, fruterías, restaurantes, centros de información y demás) no te saludan con ganas.
Normalmente, si lo hacen es con bastante decidía. Es normal, no es nada personal.
Y haciendo un paréntesis, te cuento que lo gracioso de todo es ver como critican los españoles cuando están lejos y ven que los del norte de Europa son así (fríos y distantes, como ellos son para nosotros).
Me da mucha risa, lo confieso, porque para mí los españoles son bastante fríos en comparación con la gente de Colombia y verlos quejarse y quejarse porque las personas que viven en Inglaterra (por ejemplo) y atienden, son bastante secas y frías, es toda una ironía.
No voy a negar que en comparación, los españoles son mucho más «amigables» que los del norte de Europa, pero si vamos a comparar, los italianos lo son mucho, mucho más 😉
Dos meses y medio en Colombia
Tras vivir casi tres años en España, volvimos a Colombia durante dos meses y medio y estando allí se extrañan muchas cosas de España, como por ejemplo:
La tranquilidad de salir por las calles sin preocuparte por quien te va a salir de imprevisto y con qué intenciones. La seguridad y tranquilidad es de las cosas que más valoro de Europa.
La comida hecha con aceite de oliva y los mariscos tan raros que en Galicia descubrí y que me encantan y lamentablemente en Colombia no se consiguen.
La «no invasión de la intimidad». En España la gente es bastante fría en comparación con la gente de Colombia que son tan amigables y «confianzudos» (ya te lo dije).
Por eso, aunque al principio me chocaba un poco este tema en España, cuando fui a Colombia descubrí que no me gustaba que invadieran mi espacio de la manera en que allí lo hacen. Parece que me está envolviendo el frío español 😀
Viaje largo a Asia
Cuando nos fuimos a realizar nuestro Periplo Minimalista, descubrí que extrañaba mucho más España que Colombia. Sí lo sé, está muy mal, pero es verdad. Aunque también es cierto que en los meses que estuve por allí yo me sentí en casa.
Disfruté mucho nuestro paso por los diferentes países de Asia. Me encantó su gente, su comida, su cultura, sus paisajes, sus ciudades, sus playas. Era una mezcla entre Colombia y España, porque tenía los zumos que tanto me gustan y la seguridad que tanto valoro de Europa.
Mucha gente cuando está en Asia extraña los baños «normales» que tenemos en España o en Colombia, yo la verdad cuando llegué a España extrañaba los baños de Asia (sí, los «huecos»), porque a la final son más higiénicos y mantienen más limpios.
Además porque en Beijing, que fue el último lugar en el que estuvimos, hay baños públicos en todas partes y eso para el turista es muy cómodo y necesario. Porque sí, en España hay bares, pero nada más incómodo que entrar a uno a «gorrear el baño» y que te miren como un criminal. No gracias, paso de eso.
Y saben una cosa que extraño de Kuala Lumpur específicamente: Los Corn Flakes con sabor a almendras (D E L I C I O S O S) y la cantidad de variedad del Milo que allí descubrí. Definitivamente se nota la multiculturalidad del Continente con eso tan sencillo.
¿Y hoy qué extraño?
Si te soy sincera y con el corazón en la mano, te diré que hoy no extraño nada.
Tengo todo lo que deseo tener en este momento: salud, paz, tranquilidad, comida en el refrigerador, dinero, una vista maravillosa, la persona que amo al lado y un frío delicioso para estar arrunchada viendo una película o leyendo un libro. ¿Qué más le puedo pedir a la vida?
Hace mucho aprendí a no apegarme a las cosas materiales. No extraño el lujo, porque tengo todo el lujo que quiero y puedo cargar. No necesito más. No deseo más que eso. Así que puede parecerte mal, puedes pensar que soy una insensible o una hipócrita porque para ti no está bien que uno no extrañe algo de su tierra, de su gente.
Sin embargo, así es para mí. Te estoy hablando con sinceridad, te estoy compartiendo una parte de mi que es así en este momento.
Tal vez mañana, la otra semana o en un año, extrañaré mucho mi tierra (cualquiera de las dos). Extrañaré aromas, sabores, personas, lugares, sensaciones, pero en este momento mi realidad es otra, porque soy del pensar que para extrañar lo mejor es seguir como estamos.
¿Para qué emigrar, viajar, conocer y explorar si nos vamos a perder la posibilidad de disfrutar por estar extrañando, añorando o pensando en lo que dejamos atrás?
Así nunca disfrutarás tu viaje, tu nueva experiencia y es por eso que yo no extraño.
Yo solamente recuerdo, y recuerdo con una alegría enorme y con mucha gratitud por los sitios maravillosos que he tenido la fortuna de conocer y ver, por las personas que se han cruzado en mi camino, por las comidas ricas y malucas que he comido y sobre todo por haber tenido la fortuna y el privilegio de haber vivido lo que he vivido, porque gracias a eso hoy tengo más sabiduría en mi interior y más imágenes maravillosas en mi memoria.
Así que amigos y amigas, cuando me preguntes qué es lo que más extraño de mis tierras, no te sorprendas cuando te diga «hoy extraño el mar azul de Galicia o las montañas verdes de mi Sevilla» Pero mañana puede que te diga: «Hoy no extraño nada, porque lo tengo todo conmigo» 🙂
¿Y tú qué es lo que más extrañas cuando viajas? ¿Hay algo en especial que te hace cuestionar si estar fuera de casa es la mejor decisión?
Interesante post e interesante cuestión…
¿Qué extraño yo? Pues mira, mi respuesta varía dependiendo de si viajo sola o en compañía… En ambas circunstancias siempre suelo echar mucho de menos a Lola (mi gata) y nuestros ratos juntas en el sofá.
Cuando viajo junto con otras personas, suele ocurrirme que llega un momento que necesito mi propio espacio, un ratito para mí para meditar, estar en silencio conmigo misma o simplemente disfrutar del paisaje. Por estupenda que sea la compañía, siempre acabo anhelando ese momento conmigo.
Y cuando viajo sola pues, a parte de mi gata, echo de menos mis ratitos frente al ordenador preparando mis posts o contactando con las personas que me importan a las que no veo tan a menudo como quisiera. Cuando viajo, nunca escribo en el blog por una decisión propia que tomé, y reconozco que en más de una ocasión extraño dar rienda suelta a mi necesidad de escribir.
Un fuerte abrazo!
Ali
Yo definitivamente no podría renunciar al ordenador, no solamente porque trabajo con él, sino porque cuando viajo siempre encuentro una gran fuente de inspiración y soy de las que tiene que escribirlo en el momento. Así no salga bonito, así solamente sea una idea. Tengo que plasmarla. Puedo renunciar a Internet, pero al ordenador no 🙂
A veces escribo en un cuaderno, también me gusta, pero a la final, el ordenador es mucho mejor. Además porque tengo el compromiso de escribir todos los días, pase lo que pase. De esta manera he creado una disciplina y no me cuesta tanto escribir los posts como ocurría hace algunos años.
Yo no sé si podría viajar (y disfrutar realmente) dejando mi animalito solo en casa. Si me cuesta desprenderme de los que cuido, no sé cómo sería teniendo uno propio 🙁
Un abrazo guapa 🙂
Como todavía no he estado lejos, pues no alcanzo a saber si extrañare o no, pero creo que también me amoldaré fácil a todo.
jajaja a ver cuándo podemos hacer ese ensayo 😀