Cambios

De lo malo también se aprende

Al parecer hablo siempre en positivo. Es como si no me pasarán cosas malas, como si mi vida fuera perfecta y no hubiese tenido desilusiones y malos ratos.

Nada más lejos de la realidad. Soy tan de malas como cualquier otra persona. He tenido desilusiones, malos momentos, desengaños, rabias, tumbadas, embarradas y penas de amor como todos.

Simplemente no soy de las que se lamenta. No soy capaz. Lloro, grito, pataleo un rato y luego me calmo y a otra cosa mariposa. Porque desde pequeña descubrí que con enojarme, y lamentarme no conseguía nada, así que trato de no desperdiciar mis energías en cosas sin sentido.


Y es que sí, cuando era pequeña quería muchas cosas. Mis amigas tenían mejores juguetes que yo, ropa y hasta las vacaciones eran más vacanas que las mías. Mientras que ellas iban a Bogotá, Medellín, Cartagena, San Andrés o Estados Unidos yo a duras penas iba un par de semanas a Cali donde mis primas. Cuando se podía.

Sin embargo, recuerdo una época cuando todas tenían los mismos zapatos que le pregunté a mi madre ¿Por qué no puedo tener los zapatos mafalda que todas mis amigas tienen? y ella me dijo: «porque no hay dinero o te compras los normales o te quedas con los viejos y no estrenas nada este año».

Ahí comprendí dos cosas: que uno no lo puede tener todo en la vida (a no ser que trabaje por ello) y dos, que el no tener los zapatos de moda no era tan malo.

Sí podía parecer una paria, pero eso no hacia que mis verdaderas amigas me despreciaran porque no tenía lo que ellas tenían.
Así que dejé de preocuparme por no tener los zapatos o la ropa de moda.

Al cumplir los 15

Recuerdo cuando llegaron los 15. Lo normal y lo que todas querían era una gran fiesta, el baile o un súper viaje a un sitio.

Yo sabía que no podía pedir nada de eso. Así y todo mis padres me preguntaron qué quería. Mi madre dijo que si quería el baile que lo podía tener ¿Cómo iban a hacer? no tengo idea, pero yo decidí que eso no era lo que quería.

Así que pedí un  jean (creo que fue mi primer y único jean de marca que tuve) y dinero para irme a una fiesta con mis amigas.

En esa época se llamaban Minitekas (si no estoy mal) y podían ir menores de edad hasta las 12 de la noche. Y tuve un excelente cumpleaños con mis amigas y amigos de rumba en una fiesta que salió mejor que haberla tenido en mi casa.

Mi madre igual compró una súper torta que le dio a todos mis amigos que iban a casa, pero no hubo fiesta, ni nada de nada y nunca me sentí mal por ello, porque hice y tuve lo que yo quería, no lo que se suponía que debía tener.

Hora de estudiar en la Universidad

Cuando terminé el colegio sabía que mis padres no iban a poder pagarme la Universidad. Eso significaba que si quería estudiar, debía trabajar. No me lamenté, no hice una pataleta del asunto. Simplemente espere y cuando pude empecé a trabajar y estudie lo que yo quise, con mi propio dinero. Sin tener que seguir exigencias de nadie, ni intereses por hacer lo que se supone debía hacer.

En el amor, también hubo de todo: desilusiones, desengaños, traiciones. Amigas que me quitaban a mi traga. Pero eso no hizo que el mundo se acabara. Pero sí hizo que eligiera mejor a mis amistades, igual que mis parejas.

El tener novios tan diferentes, me hizo descubrir qué quería y que no en una relación.

Recuerdo que cuando mi primer amor me engañó con una chica, sentí que el mundo se acaba, que era el fin de todo. Lloré durante días. Eso pasó un sábado (la cachoneada), el domingo terminamos y de lunes a jueves estuve que no me calentaba el sol.

Pero al viernes, dejé de lamentarme, enfrenté de nuevo la vida y me pegué una borrachera que aún hoy recuerdo y eso me enseñó tres cosas también:

– Que por más que quiera a alguien, mi felicidad no dependerá de esa persona.

Que llorar está bien y

Que perdonar cuando se acabó la confianza, solamente por hacerlo, no es algo que este en mi.

Así que es mejor estar sola y aunque al principio me costó volver a confiar en los hombres, descubrí que a la final el corazón sana y hoy en día estoy muy agradecida por lo que me enseñó en su momento y lo que aún hoy me sirve para mi vida.

Lo que saco de cada momento

En definitiva, eso es lo que saco de cada momento que vivo. Las cosas buenas. Las malas las afronto, pero nunca me quedo en ellas.

Es tanto así que aveces hasta las olvido. Porque no soy de vivir en el pasado. Aprendo del momento, me quedo con lo bueno y sigo adelante.

En los viajes también pasan cosas malas. Alguien que se hace el vivo y quiere sacar provecho de tu situación, gente que da mala información, comida maluca, personas desagradables, lugares inmundos que uno conoce, situaciones que te llevan al límite.

Porque sí, así es la vida. Es normal encontrarse cosas malas en el camino. La cosa es: ¿Cómo vas a vivir con ellas? y ¿Qué actitud vas a tomar? eso marcará la diferencia… Por eso tal vez creas que todo me va bien, porque a la final, la verdad es que sí 🙂

Escribo en positivo y escribo las cosas buenas, porque es que cosas malas no pasan.

Ocurren situaciones incómodas, momentos desagradables pero no quiere decir que sean cosas malas. Son cosas que tienen que pasar para que aprenda, para que me conozca un poquito más, para que entienda y acepte determinadas cosas y sobre todo para que siga adelante y siga aprendiendo y en esa búsqueda interior en la que ando.

Tengo una mente rara, lo sé y soy de esas que siempre ven lo bueno en lo malo, que creen que el mundo es de color rosa y que las personas malas no lo son por que quieren, sino porque las situaciones los han llevado a eso.

Soy de las que creen que estamos en este mundo viviendo una experiencia que nosotros hemos elegido y que por más mala que sea la situación, por más jodido que lo estemos pasando, siempre hay algo que aprender y algo bueno por lo que seguir luchando.

Soy una idealista, soy una soñadora y sí, todavía tengo fe en las personas y aunque no soy tan extrema como lo es mi madre, disfruto de cada situación que el camino me pone en frente por muy mala que sea, trato de sacarle partido, así luego llore, grite y me enoje.

Porque a la final terminaré sonriendo y dando las gracias por enseñarme y haber sido parte de mi proceso.

Cambios

Ahora te pregunto ¿Cómo afrontas tú las cosas malas que pasan en tu vida?

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9 comentarios

  1. «Tengo una mente rara, lo sé y soy de esas que siempre ven lo bueno en lo malo, que creen que el mundo es de color rosa y que las personas malas no lo son por que quieren, sino porque las situaciones los han llevado a eso. Soy de las que creen que estamos en este mundo viviendo una experiencia que nosotros hemos elegido y que por más mala que sea la situación, por más jodido que lo estemos pasando, siempre hay algo que aprender y algo bueno por lo que seguir luchando.»
    De rara nada, tenemos la mente del futuro!!! De las personas que se sienten realizadas, que si se caen por el camino, se levantan, se sacuden el polvo y continúan, no se quedan sentadas lamentándose. De las que vemos todo lo buenos que hay en las personas, porque todas son buenas solo han creado patrones de pensamiento negativo que les hacen estar en ese punto «desagradable»
    Así que si eso es ser raro, que vivan las rarezas!!!XDDD
    Chu!!

  2. A mi casi nunca me pasa nada malo, o al menos no me lo parecen tanto y siempre creo que todo tiene solución y sino tienen pues mejor las dejo pasar, claro que nunca he estado en situaciones extremas, no se como reaccionaria, así que cuando me pase algo, me preocuparé.

    1. Jajaja esa es la actitud, ¿para qué preocuparnos cuando aún no han pasado las cosas? Tiempo al tiempo y si vamos trabajando la paciencia, la conciencia y sobre todo el no juzgar cuando pasen las cosas «extremas» podremos afrontarlas sin preocuparnos tanto 🙂

  3. Qué buena filosofía de vida, Diana, enhorabuena.
    Yo antes me bloqueaba cuando me pasaban cosas malas, intentaba no mirarlas de frente, como en un intento de que doliesen menos. Con el tiempo fui aprendiendo a digerirlas, a ver su parte buena y a aprender de ellas.
    Comparto 100% tu idea sobre que las personas que hacen cosas malas las hacen porque las circunstancias les han llevado a eso. Nunca nadie suele estar de acuerdo conmigo en esto, así que me alegra ver que hay otras personas que también lo ven así.
    Un abrazo!

    1. Oallla gracias por tu comentario y sobre la parte en la que estamos de acuerdo creo que ese «conocimiento» llega con el tiempo y tal vez cuando aprendes (o estas en el proceso) de no juzgar (que no es nada sencillo) 🙂
      Un abrazo y genial encontrar personas con tu misma idea de la vida. Gracias 🙂

  4. Hola Diana,
    Claro que iba a comentar, pero es que además, cuando he visto la foto de ese perrito tan mono que tienes dando las gracias pues no me he podido resistir. Maldita estrategia de marketing subrepticio y despiadado 😉
    Pues qué te voy a decir, que yo también soy de los tuyos. Al mal tiempo buena cara y a pasar página cuando la cosa se pone fea. Yo, con mi edad, he pasado por algunas situaciones bastante peores de las que tú describes. De hecho hay etapas, y son etapas largas de mi vida de las que ya no hablo. Silvia a veces me pregunta, pero yo ya no quiero recordar ciertas cosas porque si algo tenía que aprender de ellas, pues ahí queda y sin embargo, recordarlas solo me resulta doloroso, pero sin fruto.
    Así que mejor vivo el presente, que no hay otra, y pienso en el futuro, por si llega. Y sonreir, que no cuesta nada. Si algún consejo tomé de mi padre y le agradezco sin duda es «no pierdas nunca el sentido del humor». Por cierto, que tu madre debe de ser una persona increible. Sigue casada? 😉

    1. jajaja Fer no sabía que Snuddle estaba dando resultados, tendré que ponerlo más arriba entonces jajaja. Me encanta esa perra es una pasada (ahhhh no me la recuerdes que me dan ganas de volverme a KL y secuestrarla) jajaja 😀
      Te diré, sin saber mucho del tema (eso se lo dejo a los expertos), que deberías intentar hablar de esas cosas que te han pasado y que hoy en día te cuesta, no para traer dolor a tu vida, si no más bien para reconciliarte con esa parte de tu pasado. Así no hables de ello, esas cosas están en tu maleta y pesan en tu alma. Deberías, un día de estos intentarlo. No tiene que ser hoy, ni el próximo mes. Algún día, cuando lo sientas, descubrirás que estas preparado para ello y podrás sacarlo de tu sistema y ver atrás sin dolor y con una sonrisa en tu corazón 🙂
      Vale, que no soy nadie para darte este consejo, pero es lo que yo aplico en mi vida. Me gusta tener la maleta liviana 🙂
      Sobre mi madre, ella vive con mi padre, pero si le preguntas dirá que no esta caZada ni nada por el estilo jajajaj (es un alma libre, como debe ser) 😀