De las enfermedades también se aprende
Llevábamos un par de días en nuestro nuevo House Sitter en KL cuando Snuggles (la perra que estábamos cuidando) enfermó. Sí, tal cual como les digo. Ni porque no fuéramos cuidadosos y no les diéramos mucho amor a estos bichitos, pero dos se enfermaron en menos de un mes. ¿Coincidencia? ¿Cosas que pasan? Qué se yo, el asunto es que llega a ser preocupante.
Con ella lo que pasó es que de un momento a otro casi ni se movía y cuando lo hacía parecía que le dolía todo. No sabíamos si era algo que había comido. Lo único «raro» que le había dado, el día anterior, fue una manzana (sin semillas).
La dueña nos había dicho que podía comer cualquier cosa, menos maní y chocolate. Así que no debía ser una intoxicación. Parecía como un golpe y la verdad yo llegué a asustarme mucho, pues cuando un comportamiento es tan normal y de un momento a otro cambia no sabes que hacer. Más aun cuando la experiencia con Heidke era tan reciente.
Esta vez no lo dudamos, nos pusimos en contacto con la dueña, gracias al whatsapp, y le dijimos lo que ocurría. Ella adora a esa perra (no vieran cómo fue cuando se encontró con ella tras llegar del viaje…) en definitiva es su niña consentida, así que desde luego se preocupó y nos pidió que la lleváramos al veterinario cuanto antes.
Llegar al sitio fue toda una odisea. Primero porque había que sacar a la perra escondida (ya que en ese condominio no aceptan perros. Supuestamente). Segundo porque la perra la llevábamos en un bolso. Que puede ser cómodo, pero no cuando no sabes si la estas lastimando.
Tercero porque tomar un taxi tras una larga lluvia en KL es imposible y cuarto porque nos tocó hacer una cola de cuarenta minutos esperando un taxi en el centro comercial, ya que por la lluvia no llegó ninguno al apartamento.
Así que la cosa no pintaba bien. Tras llegar el taxi, llegó la hora del regateo, porque justo este es de los que no pone el taxímetro. Según él, el sitio donde teníamos que ir quedaba al otro lado (algo que sabíamos porque lo teníamos en el GPS) Pero el señor, muy vivo, nos quería cobrar esta vida y la otra (para lo que realmente costaría).
Así y todo y teniendo la urgencia que teníamos, regateamos lo que más pudimos y a la final nos montamos y empezamos el viaje. Lo gracioso, sí hay algo gracioso en la historia, es que Snuggles se empezó a «sentir bien» y lo digo porque quería mirar por la ventana y estar encima de mis piernas para tener mejor acceso.
Era gracioso porque en la casa estaba que no se deja agarrar, así que fue raro, pero bueno yo empecé a sentirme más tranquila viéndola más animada.
Cuando llegamos al lugar, tras una gran congestión y 40 minutos de paseo, el avispado del taxista quería cobrarnos (fuera de lo acordado) el peaje que había tenido que pagar al tomar la autopista. Pues se jodió con nosotros, porque nos hicimos lo que no entendíamos, le dimos el billete acordado y entramos a la consulta.
Desde que nos bajamos del carro la perra no hacía sino intentar meterse debajo de mi camina Era chistoso como que no sabía dónde esconderse.
Yo no podía de la risa, a pesar de la preocupación. Entramos, nos «registramos» y esperamos como 15 minutos para que nos atendieran. Cuando pasamos donde el médico al examen, milagrosamente la perra estaba bien.
No chilló cuando la agarraron, no hizo ninguna queja cuando le mostrábamos cómo nosotros la agarrábamos y lo que pensábamos que podía ser. Lo único era que quería que yo la cargara y a penas la soltaban salía corriendo a mis brazos. Una ternurita. La conclusión de la veterinaria fue que se debió golpear la cadera.
Al ser tan pequeña cualquier deslizamiento o «medio caída» puede hacerle daño. Así que le mando unas pastas para el dolor, que no brincara por unos días y reposo. Y así sin más la perra se curó como si nada.
Mi conclusión es que estaba aburrida en la casa. Ella salía siempre con la dueña, que a todo lado la llevaba y de un momento a otro se va la dueña y ya nadie la saca.
Yo quería sacarla, pero con el tema de que no es permitido los perros en el condominio y que hay que sacarla por la puerta donde están los guardias, a la final nos dio temor meternos en un problema. Además la dueña dijo que no había necesidad, que mejor no la sacáramos. Grave error, creo yo, porque la verdad es que el animalito le hacía falta la calle, no es como los gatos que no tienen problema con el asunto.
Es que desde que le mostré el maletín ella ya se empezó a sentir bien, así que en definitiva nos manipuló para que la sacáramos 🙂
Ese mismo día, en la noche, nos fuimos para cine y al otro día estamos Jaime y yo enfermos. ¿De qué? ni idea, porque lo único que en todo el día habíamos comido «igual» eran las palomitas del cine.
Así que tras dos meses en Asia, lo que nos causó indigestión fueron una palomitas. Nos dejó fuera de combate durante el fin de semana, lo bueno es que la perra ya estaba mucho mejor y pudo cuidar de mi. ¡¡¡Divina!!! Estuvimos en reposo esos dos días y al lunes ya estábamos como si nada.
Fue muy gracioso, ya que todo el mundo siempre te dice que en Asia es normal tener problemas estomacales por la comida tan picante o por el agua o no sé que cosas. Pues nosotros no tuvimos problema por eso, al parecer lo que nos cayó mal fue o el té que tomamos en el cine o las palomitas. Así es la vida.
Esta experiencia nos dejó como enseñanza varias cosas:
1. Los perros necesitan salir. Está muy bien consentirlos, jugar con ellos en casa y darle mucho amor, pero necesitan salir
2. Que la raza de Snuggles es muy tierna, pero también manipuladora. No solo para que no la bañes, si no para muchas otras cosas, como hacerse la enferma para que la saques de casa
3. No hay que estar prevenido con la comida, a veces lo que te cae mal son unas simples palomitas
4. Cuando cuides un animal debes quedar con todos los datos de contacto tanto del dueño como del veterinario para llevarlo en caso de una emergencia
5. No pierdas la calma en situaciones como está. La tranquilidad es importante y puede hacer que seas mucho más efectiva
6. No te culpes si no has hecho algo mal. A veces las cosas pasan y hay que aprender de estas situaciones tanto para hacerlo mejor la próxima vez, como para comprender que no todo está en nuestras manos.
7. Regatear con un taxista es agotador y mucho más cuando están escasos y hay tanta urgencia
8. Enfermarse no es algo malo. A veces el cuerpo necesita soltar tensiones. Así que no te quejes, no te lamentes. Disfruta de la enfermedad, el malestar. Atiende tu cuerpo, dale lo que pide y déjalo sanar.
¿Crees que somos unos exagerados? ¿Será que así es uno como padre primerizo? ¿Te ha pasado alguna vez algo parecido, aunque sea remotamente?
Y qué susto se pega uno cuando se ven enfermitos! Ojalá pudieran hablar y decirnos donde les duele.
Menos mal no fue nada grave!
Nooo gracias a Dios no lo fue, creo que es una perra demasiado mimada 😀
Los animales son como niños, al no poder hablar se hacen entender asi sea con pataletas, en cuanto a las enfermedades son males necesarios.
Siii y hay que aprender de ellos, no queda otra 🙂
Es que se les quiere mucho nena, y saben hasta latín, te crees que lo estás domesticando y en realidad te domestican ellos a ti!!!jajajajaja
Menos mal que no fue nada!!
Es verdad no lo había visto desde ese punto de vista, pero así es. Tal cual 😀 jajaja