Segundo día en Quito: La respuesta de nuestro cuerpo a los cambios
En nuestro segundo día en Quito Jaime no se sintió bien, por eso nuestros planes de ir a la Mitad del Mundo y/o a la Cascada de Peguche se vieron aplazados. Es esta la razón por la cual este día la pasamos en casa: trabajando, descansando, durmiendo, leyendo, viendo documentales y observando el sector donde estamos alojados, porque el pobre estaba únicamente con ganas de descansar.
En nuestra anterior aventura te comenté que uno de las enfermedades aprende un montón y con Jaime ya nos hemos dado cuenta que tiene una tendencia a enfermarse cuando realizamos cambios drásticos en nuestra vida.
Para mí esa es una manera de resistencia de su cuerpo a algo que no sabe cómo será, ni qué debe esperar de ello.
Cuando estuvimos en Malasia le pasó y luego en Indonesia, que fue una experiencia terrible 🙁 Después de esto no volvió a sufrir de nada más y pudo disfrutar del resto de nuestro periplo.
Cuando estuvimos en el Reino Unido se lastimó un dedo del pie (te lo conté en un vídeo) que lo dejó incapacitado más de una semana, fue justo cuando estábamos planeando para dónde movernos 🙁 Y es que hasta las dos veces que hemos estado en Colombia, desde que vivimos fuera, le ha pasado algo.
Así mismo le ocurre cuando nos vamos a trastear a una ciudad nueva o a un nuevo departamento. Tanto así que la última vez que hicimos cambio, dejando nuestro apartamento de Riveira y empezando nuestro viaje por Asia, mejor se fue a hacer un taller durante una semana, dejándome a mi solita el lío de desbaratar la casa, guardar todo y hacer la maleta para el viaje.
A veces es mejor así, porque tenerlo en casa ya sea enfermo de una gripa o con un espasmo en la espalda es de esas cosas que no sabes cómo manejar, porque no hay manera de ayudarlo, salvo dejarlo descansar, reposar y que empiece a dar ordenes desde dónde sea que se encuentre, lo cual es agobiante y abrumador.
Yo también sufro con los cambios, pero de otra manera
A mi lo que me pasa cuando viajo, normalmente, es que mi periodo llega. A él le encanta irse de viaje y puede que aún le falte una semana para llegar, el tiende a adelantarse e ir conmigo o llegar justo cuando estamos en lo mejor del paseo. El tema es que no quiere perderse nada y siempre está al loro, como dicen en España.
No voy a decir que no me enfermo cuando viajo. También me ha pasado alguna gripa, alguna caída, daño de estómago, maluquera, cuando sufría de cólicos menstruales (esos no podían faltar), sin embargo parece que siempre tiendo a mejorarme con más rapidez. Aunque hay quien dice que lo de la pérdida de mi vesícula fue una reacción al cambio que se nos venía encima 🙂
Creo que a Jaime le hace falta, entre tantas cosas que trabaja, revisar qué es lo que pasa a nivel emocional cada que emprendemos una nueva aventura o puede ser que su cuerpo lo que quiere es calma, estabilidad y que estos cambios tan abruptos no son lo mejor para él. No sé, es algo que seguiremos evaluando.
El tema es que durante este día no hicimos turismo en Ecuador. Aprovechamos y nos vimos con nuestros amigos Lina y Danilo, quienes estaban antes en Madrid y ahora se encuentran en Ecuador trabajando y disfrutando del país de él. Además de practicando todo lo aprendido durante sus años de estudio en España.
Fue una buena oportunidad para compartir, hablar y reír un rato. Siempre es agradable verlos y mientras podamos, en cualquier lugar del mundo en el que estemos, es genial tener la oportunidad de intercambiar experiencias, charlas y muchas risas.
La ventaja que tenemos nosotros cuando viajamos es que no nos asáramos si no podemos ver todo lo que quisiéramos o hacer todo lo que habíamos previsto.
Como hablaba con mi último entrevistado en Traviajar, es bueno tener una ruta de viaje, pero también es bueno no limitarse a ella y estar abierto a los cambios.
[piopialo vcboxed=»1″]En la vida a veces no se consigue todo lo que se quiere y nuestros viajes son muy diferentes a la mayoría[/piopialo]
Nosotros no vamos a un nuevo país o ciudad por las fotos, vamos a sentir la energía, a disfrutar de otra manera y si por ahí derecho podemos gozarnos algunos lugares turísticos, bienvenido sea. Sino, no pasa nada, igual se disfruta, se conoce y se aprende, que es la finalidad con la que nosotros iniciamos un viaje.
¿Qué haces tú cuándo los planes de tu viaje cambian? ¿Cuál es el camino que tomas: te enojas, te pones huraño, se te daña el resto del paseo, maldices al universo por tu suerte o simplemente asumes el cambio, varías las opciones y sigues adelante? También puede ser que vivas todo lo anterior ¿Te animas a contar qué haces?
Hola! las enfermedades son algo que suele surgir de imprevisto y te puede estropear (o no) los planes. Dependiendo de como sean estos, te podrás adaptar o no pero lo importante es no perder la tranquilidad o el humor porque no vamos a arreglar mucho enfadándonos. Besos!!!
Es así guapa, toca torear las enfermedades con buen ánimo y la mejor energía posible, sino la pasamos mal y luego es peor: enferma, frustrada y de mal genio no hacemos nada 🙁
El cuerpo es sabio y algunas piesas cobardes, prefieren bajarse del bus que seguir en él.