Continuando nuestro día en Estambul
Les comentaba en el anterior post nuestra llegada a Istanbul. Cómo tomamos el tren y el tranvía, el desayuno y nuestra visita a la Mezquita azul. Ahora seguiremos con los otros lugares que visitamos…
Donde se mezclan las religiones
Tras estar un buen rato en la Mezquita Azul, nos desplazamos para Santa Sofía, que queda prácticamente al frente de la Mezquita. También había mucha gente para entrar. Si quieres conocer este sitio, es necesario pagar 25LT (9,25€) por cada persona. Pero si vas a museos y otros lugares de interés, te hacen un buen descuento. Como nosotros no teníamos tiempo para todo eso, pagamos las 25LT e ingresamos.
El sitio se encuentra en “remodelación” o lo que para estos lugares sería mejor conocido como “restauración”. Así que la mitad del lugar tiene un inmenso andamio que no le ayuda mucho y que le hace perder un gran espacio y sobre todo visibilidad.
Aquí también nos fuimos un rato detrás de un grupo con guía español. Después nos dispusimos a disfrutar de la magia que puedes percibir en el lugar. Sobre todo en el centro de la cúpula. Para ser más exactos, en el suelo hay una cruz marcada. En el tiempo que estuvimos allí parados, que fue mucho, solamente una persona (un guía) pasó e hizo “rápidamente” mención de ello. De resto nadie lo miraba. Me recuerda ese lugar en Compostela, en la plaza de Obradoiro, donde los peregrinos llegan, ponen sus pies y es como “lo hemos logrado de verdad”. Se siente una conexión especial. Es un buen sitio para estar un rato, aunque la gente te rodee y se pregunten “¿qué le pasa a este tío que está parado allí sin sentido?” . Hay cosas y lugares que tienen un significado especial, pero pocos lo reconocen o lo asumen de la misma manera 😉
Santa Sofía es muy grande. Hay bastante por recorrer, ver y disfrutar. Hasta tiene mascota propia. Un gato que es todo un espectáculo. Pues posa para las fotos y te hace reír (al menos a nosotros nos pareció gracioso). Justo allí tienes un espacio para descansar y reponer fuerza, mientras juegas y posas con el minino.
No te puedes ir del lugar sin subir a los “balcones”. Donde puedes ver el lugar desde arriba y disfrutar de muchas más pinturas y acabados de la época. Son unos pasillos grandes que le dan “prácticamente” la vuelta al lugar, aunque eso sí la subida es no apta para sedentarios o “perezosos” 🙂
Tras estar allí varias horas, salimos a disfrutar de un bello día en el parque que queda al frente. Nos sentamos en una banca a calentarnos y a disfrutar de la gente y su hora de comida. Jaime aprovechó para hacer una siesta y yo para observar.
Reflexionando
Es interesante descubrir que aunque Turquía es un lugar donde el 96% de las personas son declaradas como musulmanes no vi tantas mujeres con hiyab como esperaba. De hecho, según mi observación, más o menos de 10 mujeres tan solo 4 llevaban velo, y entre las jóvenes era menos común. No sé si es algo bueno o malo, la verdad. Pues aunque no me gusta la cultura musulmán, debo decir que, como todas, tiene sus cosas buenas y no tan buenas. Y aunque para muchos puede ser genial que esto se pierda, lo cierto es que es algo típico y que esperas ver (al menos yo lo esperaba).
En busca de la medusa
Tras esa hora de descanso y reflexión, nos hemos ido para el Yerebatan Sarayı (Palacio Sumergido), o Yerebatan Sarnıcı (Cisterna Sumergida). La más grande y conservada cisterna construida bajo la ciudad de Estambul durante la época bizantina. Se construyó en el año 532, durante el reinado del emperador bizantino I.Un lugar recomendado por nuestro amigo Danilo y que resultó ser todo un espectáculo. Es un paseo muy entretenido e interesante. Su mayor atractivo, podrían ser los peces que nadan a oscuras por la poco profunda agua que hay allí. O las medusas en piedra de origen desconocido. Aunque se cree que las cabezas fueron traídas a la cisterna tras ser retiradas de un edificio del último periodo romano. Sin embargo, lo realmente impresionante es su estructura, el tiempo que lleva en pie, lo bien conservado que se encuentra y las columnas tan espectaculares que están por todo el lugar. Vale la pena y se encuentra muy cerca a Santa Sofía.
Como cosa curiosa, al entrar encuentras una empresa que ofrece disfrazarte como un personaje de la “época” bizantina y tomarte una foto de “colección”. Por tan sólo 5€. Como las fotos no es lo mío, salvo las que tomo, pasamos de ello. Pero lo cierto es que para Halloween hubiese sido un buen recuerdo 😀
Hora del almuerzo o comida
Terminado esto, nos dieron más de las 2pm y el hambre apremiaba, así que nos fuimos a buscar un lugar donde comer. Llegamos a Pasha donde tuvimos una buena comida y al fin Internet. A eso de las 4pm salimos a tomarnos la foto que nos faltaba en la Mezquita (y que puedes ver tras este párrafo) y aprovechamos para dar una vuelta más por el lugar. Vimos los dos obeliscos que no habíamos disfrutado y decidimos ir a ver el atardecer cerca al mar, ya que éste se encuentra “aparentemente” cerca. Sin embargo, tras caminar un buen rato, por callejuelas y barrios de Istanbul no encontramos el mar y nos tocó conformarnos con ver el atardecer en una autopista.
Perdidos por las calles de Istanbul
De este recorrido tenemos como anécdota que vimos a un grupo de personas haciendo una grabación de un programa, película o serie (no sabemos). Fue divertido, ya que estaban en medio de la calle y no entendíamos ni «j» de lo que decían o hacían 😀 También fue interesante ver algunas de las casas típicas y las familias en los parques. Definitivamente nos “perdimos” en el pueblo, pueblo y eso no era parte de los lugares turístico. Lo que hizo más interesante la experiencia.
Pasamos también por el bazar, que queda muy cerca de la Mezquita y luego nos dispusimos a tomar el transporte que nos llevaría de nuevo al aeropuerto. Aunque nuestro vuelo era a media noche, empezaba a enfriar y como buenos calentamos, decidimos salir solamente con un suéter (saco) y dejar las chaquetas en la maleta. Supuestamente, para no encartarnos. Eso fue un gran error, porque aunque nos hizo un día cálido y maravilloso, lo cierto es que en la noche refresca y sin chaquetas para camuflarnos del frío, la mejor opción era volver por nuestras cosas y esperar el vuelo en el aeropuerto. Además estábamos molidos y dormir en algún sitio mientras esperábamos era un excelente plan.
Más adelante les contaré la noche que pasamos en Istanbul sin tenerla planeada y nuestra posterior llegada a Asia 🙂
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