Cinco aprendizajes que me dejan los Juegos Olímpicos París 2024
Hoy quiero compartir contigo los aprendizajes que me han dejado estos Juegos Olímpicos de París 2024.
Este año ha sido un evento lleno de momentos memorables, situaciones curiosas y reflexiones profundas. Aquí te cuento lo que más me ha marcado:
Pero antes de empezar, hablemos de la doble moral, uno de los aspectos que más llamó mi atención fue la prohibición de la participación de Rusia, un país que tradicionalmente ha sido fuerte en muchas disciplinas olímpicas.
La razón, como sabemos, es la guerra. Sin embargo, me resulta interesante que otros países en conflicto, como Ucrania, Israel y Pakistán, sí pudieron participar. Esto me lleva a pensar en la existencia de una doble moral en este tipo de eventos, donde los intereses políticos y económicos parecen tener más peso que los principios de igualdad y justicia.
Y lamentablemente, esta doble moral no solo está presente en los Juegos Olímpicos, sino también en otros ámbitos, como las redes sociales. Por ejemplo, en plataformas como Instagram, vemos cómo algunas publicaciones son prohibidas o censuradas, mientras que otras, que podrían ser consideradas igualmente inapropiadas, circulan sin problemas.
Esto refuerza la idea de que las reglas no se aplican de manera equitativa, sino según conveniencias o intereses.
Volvamos a los juegos, la exclusión de Rusia de los Juegos Olímpicos me hizo reflexionar sobre el impacto que tienen las decisiones políticas en los deportistas. Estos atletas han entrenado durante años, sacrificando muchas cosas, solo para ver cómo sus sueños se ven truncados por decisiones que están fuera de su control.
Es un recordatorio de que, en ocasiones, las decisiones políticas pueden tener un costo muy alto para aquellos que no tienen culpa alguna.
Ahora, dejando todo esto de lado, pasemos a ver esos cinco aprendizajes.
Aprender a Decir «No Puedo»
Una de las más importantes es la necesidad de conocer nuestros límites y aprender a decir «no puedo».
Los atletas que participan en estos eventos están sometidos a entrenamientos extremos, sacrificios significativos y una presión física, mental y emocional inmensa. Pero, ¿qué sucede cuando todo esto se vuelve demasiado?
Un ejemplo claro de esto lo vimos en los Juegos Olímpicos Pekín 2020 con la gimnasta estadounidense Simone Biles. A pesar de ser una atleta excepcional, con numerosas medallas y logros en su haber, Biles decidió retirarse de la competición porque la presión era simplemente insostenible. Optó por priorizar su salud mental y emocional, reconociendo que no podía seguir adelante en ese momento.
La decisión de Biles fue recibida con críticas, pero también abrió un debate crucial sobre la importancia de reconocer y respetar nuestros límites y nuestra salud mental por encima de la competencia.
En una sociedad que constantemente nos empuja a ser mejores, más fuertes y más exitosos, es fácil perder de vista lo que realmente importa: nuestra salud y bienestar.
Aprender a decir «hasta aquí llego» es fundamental, especialmente cuando se trata de nuestra salud. Ignorar nuestros límites y seguir adelante a pesar de ellos puede llevar a consecuencias graves, tanto físicas como emocionales.
Simone Biles ha hablado abiertamente sobre la terapia que ha recibido y cómo sigue trabajando en su bienestar mental. A pesar de lo difícil que fue su decisión en ese momento, su historia nos muestra que es posible resurgir de las cenizas y que priorizar nuestra salud nunca es un signo de debilidad, sino de fortaleza.
El éxito trae consigo una presión constante para superarse a uno mismo, para ser mejor cada vez y no dejar que nadie te supere. Esto puede ser increíblemente agotador, tanto física como mentalmente. Aunque desde afuera todo parezca «muy guay» —con el prestigio, los seguidores y los logros—, la realidad es que la presión que acompaña al éxito puede ser abrumadora.
La lección aquí es clara: somos humanos, no máquinas. Reconocer que no siempre podemos con todo es un acto de autocuidado. Poner límites y priorizar nuestra salud es vital.
Es importante recordar que nuestro bienestar siempre debe estar por encima de cualquier logro o expectativa externa.
Así que este primer aprendizaje nos invita a conocer nuestros límites y aprender a decir «no puedo», porque no solo es necesario, sino también una forma de protegernos y asegurarnos de que podemos seguir adelante de manera saludable.
¡Cuida de ti mismo, porque tu salud siempre debe ser lo primero!
Superarte a Ti Mismo
Durante las competiciones, vimos a muchos atletas romper sus propias marcas personales, lo que nos recuerda que el verdadero reto no siempre es superar a los demás, sino ser mejor que nuestra versión anterior.
En disciplinas como la natación, por ejemplo, los deportistas marcan tiempos impresionantes, como completar los 100 metros en 45-50 segundos. Es increíble pensar que, mientras algunos de nosotros apenas podríamos cruzar una piscina en ese tiempo, estos atletas ya han recorrido dos piscinas enteras.
Lo mismo sucede en el atletismo, donde vemos a corredores completar los 100 metros con obstáculos en 13 o 14 segundos. Estos logros no son solo impresionantes, sino también un claro ejemplo de cómo superar nuestras propias limitaciones.
A menudo, caemos en la trampa de compararnos con los demás, pensando que debemos ser más rápidos, mejores o más exitosos que alguien más. Sin embargo, lo que realmente importa es ser mejor que nuestra versión anterior. El enfoque debería estar en superarnos a nosotros mismos, en mejorar nuestros propios tiempos, habilidades y logros.
Al final del día, lo que realmente cuenta es tu propio progreso. Si en el proceso superas a otros, eso es genial, pero el verdadero éxito está en superar tus propias expectativas y seguir avanzando.
Este enfoque no solo te permite crecer personalmente, sino que también te libera de la presión de la competencia externa. En lugar de enfocarte en lo que otros están haciendo, puedes concentrarte en tu propio viaje y en cómo mejorar constantemente.
Superarte a ti mismo es un arte, una práctica constante que requiere disciplina y autoconocimiento. Estos Juegos Olímpicos nos han mostrado que la verdadera maravilla no está en vencer a los demás, sino en ser mejor que antes, en romper nuestras propias barreras y seguir avanzando hacia adelante.
Nunca te Rindas
Sin importar cuántas veces te caigas, cuántos errores cometas o cuán imposible parezca alcanzar tu meta, es fundamental seguir adelante y dar lo mejor de ti.
En la vida, al igual que en el deporte, a veces las cosas no salen como esperamos. Pero lo que diferencia a quienes logran sus objetivos es la capacidad de mantenerse en movimiento, de seguir intentándolo todo.
Dicen que lo que es para ti, eventualmente te encontrará, pero eso no significa que debas quedarte sentado esperando que suceda. Es necesario mantenerse en acción, esforzarse y no perder de vista tus sueños.
Los Juegos Olímpicos son un gran ejemplo de esto. Hemos visto a atletas que, a pesar de equivocarse o caerse, continúan luchando. En disciplinas como el atletismo, el patinaje, los trampolines y muchas otras, los deportistas siguen esforzándose aunque parezca que otros llevan la delantera. Saben que, con un poco más de esfuerzo, la victoria aún es posible.
Y es que debemos tener claro que equivocarse una vez no significa que no lo vayas a conseguir. Los atletas nos muestran que cada error es una oportunidad para aprender y mejorar.
Mantente enfocado en tus metas, sigue intentándolo, porque el esfuerzo y la persistencia son lo que finalmente te llevarán al éxito.
La clave es no rendirse nunca. Si tienes un sueño, sigue luchando por él. La victoria no siempre es para quien no comete errores, sino para quien persiste y no deja de intentarlo.
Diversidad cultural
Uno de los aspectos más fascinantes de los Juegos Olímpicos es la increíble diversidad cultural que se reúne en un solo lugar.
Durante un poco más de dos semanas, personas de innumerables países y culturas conviven, y aunque puede ser complicado y desafiante, también es una experiencia profundamente enriquecedora.
No debe ser fácil convivir con tantas diferencias, ya que cada uno viene con su propio bagaje cultural, costumbres y perspectivas. Sin embargo, esta convivencia nos enseña a abrir la mente y aceptar que, aunque en nuestra burbuja personal las cosas son de una manera, fuera de ella existe un mundo lleno de diversidad.
Al ver y experimentar otras culturas, te das cuenta de que las cosas pueden ser diferentes en otras partes del mundo. Lo que en tu entorno es considerado normal, puede parecer extraño, extravagante o incluso ofensivo en otro lugar, y viceversa. Este reconocimiento es esencial para desarrollar la tolerancia y el respeto hacia las diferencias.
Los Juegos Olímpicos ofrecen una oportunidad única para «viajar» y explorar otras culturas sin salir de casa.
Incluso si no tienes la posibilidad de viajar físicamente, este evento te permite ver de primera mano cómo viven y piensan otras personas, y eso es algo verdaderamente valioso.
Aceptar y celebrar la diversidad cultural no solo te abre la mente, sino que también te enriquece como persona.
Los Juegos Olímpicos nos recuerdan que, aunque somos diferentes, todos compartimos la misma humanidad. Este tipo de eventos son un hermoso recordatorio de que la diversidad es algo que debe ser apreciado y no temido.
Ser auténtico
Una de las enseñanzas más bonitas que me han dejado estos Juegos Olímpicos es la importancia de ser auténtico, de ser tú mismo en todo lo que hagas, ya sea en los momentos de triunfo o en los de fracaso.
Ser fiel a ti mismo es esencial y es una lección poderosa que podemos aprender de estos atletas.
Es maravilloso ver cómo los deportistas se mantienen naturales y auténticos, incluso esa autenticidad nos ha dado momento entrañables. Porque este tipo de autenticidad, donde no se finge, es refrescante y nos enseña que está bien ser diferentes.
Para mí ha sido inspirador ver cómo, a pesar de las diferencias culturales y de costumbres, muchos logran conectar y compartir experiencias, demostrando que ser fiel a uno mismo no significa estar aislado.
Y es que podemos ver que es posible encajar con los demás sin perder la identidad. Porque las diferencias culturales no son barreras, sino oportunidades para aprender, adaptarse y crecer.
Puedes pensar que en competiciones de este tipo es un poco difícil ver a las personas como realmente son, pero yo por el contrario, pienso que es en estos momentos cuando más se reconoce la esencia de la gente ¿Qué piensas tú?
¿Sirven los Juegos olímpicos?
Algunos pueden ver los Juegos Olímpicos como un desperdicio de recursos, pero para muchos atletas, este evento es una oportunidad invaluable para seguir persiguiendo sus pasiones.
Más allá de las disciplinas más populares, los Juegos ofrecen visibilidad a deportes menos conocidos, dando a los deportistas de todo el mundo el chance de brillar y de recibir el apoyo que necesitan para continuar.
Es importante recordar que, aunque ciertos deportes no sean nuestros favoritos, para otros representan un sueño.
Los Juegos Olímpicos no solo celebran la competencia, sino también la diversidad, la autenticidad y el espíritu de perseverancia.
Así que, por más Juegos Olímpicos, por más espacios donde todos podamos ser nosotros mismos y donde los sueños de los atletas encuentren un lugar para desafiarse y hacerse realidad.
¿Te han gustado estos Juegos Olímpicos? ¿Qué aprendizajes te dejaron?
Destinatarios:los datos que me facilitas estarán ubicados en los servidores de KnownHost LLC (proveedor de hosting de Diana Garcés) Con domicilio en Delaware, Estados Unidos. Más información en: https://www.knownhost.com/.
Derechos podrás ejercer tus derechos para rectificar, limitación y suprimir los datos escribiéndome a [email protected]. Puedes consultar la Política de Privacidad para mayor información.