Conociendo un poco la quinta parte del mundo: Australia

Hemos llegado a Sídney, Australia, después de 14 horas de viaje (desde Abu Dhabi), eran las 7 de la mañana y tras mucho caminar dentro del aeropuerto, encontramos una estantería con libros pequeños que podías tomar gratuitamente en todos los idiomas, los cuales contenían información turística sobre este hermoso país.
Esto me pareció genial, hasta ahora no había visto algo así en ningún aeropuerto.

Entrando a Australia

Después llegamos a una larga fila para pasar migración. Había que llenar un documento que te dan en el avión o que puedes tomar de varios puntos en medio de la fila.
Cuando pasas, te hacen las preguntas respectivas: “a que vienes”, “cuánto tiempo te vas a quedar” y obviamente revisan tu visado.
El oficial que nos atendió fue sumamente atento y hasta simpático, hizo bromas con sus compañeros delante de nosotros y fue muy jovial (comparado con lo que hemos visto en otros lugares).
Primera noche divisando los edificios y la bahía en Sídney
Tuvimos un problema con el visado de Jaime, pues su fecha de nacimiento estaba mal en la visa. En el Consulado de Australia en España se confundieron en un número, así que el oficial nos explicó que lo mejor era solucionar esto de una vez, porque sino cuando quisiéramos volver podríamos tener problemas.
Igual dijo que podíamos seguir, pero que era mejor arreglar esto porque él “estaba seguro que íbamos a querer volver” (y ya lo creo que si).
Así que aceptamos aclarar la confusión y sólo tuvimos que  sentamos un momento y esperar que otro oficial, revisará, confirmará y luego nos entregara el pasaporte de Jaime y listo, pasamos sin problema.
Recogimos la maleta (la cual no revisaron) y luego a buscar un taxi.
La parada está algo retirada del aeropuerto y la cola también era bastante larga. La ventaja es que había muchos taxis y la cosa fluyó rápidamente.
Después de 40 minutos, más o menos, estábamos en el hotel, registrándonos y meditando que íbamos a hacer hasta las 2 de la tarde que pudiéramos ingresar al cuarto, pero la persona que nos atendió nos dijo que no tendríamos problema y podíamos disfrutar de la habitación en ese momento.
Eso fue maravilloso, pues pudimos refrescarnos, organizar la ropa y acostarnos un rato, pues veníamos muertos.
El cambio de horario es realmente fuerte, pues son como 15 horas de diferencia con respecto a Colombia y como 12 con respecto a España.
Perdimos prácticamente un día de nuestra vida en el viaje, si contamos el tiempo que se invierte en las salas de espera, pasar los controles, estar montado en diferentes aviones y pasar un día en Paris conociendo es desgastador.
Claro que con la emoción del viaje y conocer se equilibran un poco las cargas, pero estábamos de recoger con cucharita.
Entrada al Chinatown en Sídney

Nuestro primer día en Australia

Después de descansar un par de horas estábamos listos para salir a comer y desde luego conocer un poco de esta ciudad.
Obviamente como buenos turistas lo primero que queríamos ver era la Casa de la Ópera de Sídney. El recepcionista del hotel nos informó que estábamos muy cerca para ir caminando, así que eso hicimos, caminar por la bahía de la ciudad, donde encontramos obviamente la Ópera y el Sídney Harbour Bridge (el puente de Sídney).
El paseo por la bahía fue muy agradable, hacía algo de frío, pues en Australia estaba iniciando el invierno y se podía sentir en el ambiente. Sin embargo no estaba lloviendo y pudimos apreciar la ciudad, los edificios, la opera, el puente… fue realmente espectacular.
Esa primera noche comimos en el hotel, como estábamos en Australia, obviamente todo es en ingles, el menú, la persona que te atiende, las personas que escuchas hablar al lado hablan ingles, todo es en este idioma y realmente empiezas a sentir que estas lejos cuando esto te empieza a absorber.
En el zoologico de Sídney disfrutando de los Koalas
Ese día nos acostamos temprano, como a las 10 de la noche, sin embargo a las 5 de la mañana ya estamos de pie, sin sueño y listos para empezar el día (como les dije el cambio horario es una pesadilla, pero bueno).
Pudimos comunicarnos con nuestra familia, contarles que habíamos llegado bien y aprovechar este día para conocer el lugar donde Jaime debía ir a las conferencias y también pasear un poco del centro de la ciudad.
Lamentablemente estaba lloviendo y haciendo mucho frío, sin embargo salimos y caminamos un rato, buscamos lugares para conocer marcados en el mapa como otra parte de la bahía, el acuario y el zoológico (que aquí tiene otro tipo de nombre).
Así paso el segundo día, entre lluvia, caminata. El tercer día Jaime no debía hacer mayor cosa en el evento así que aprovechamos y nos fuimos para el zoológico y el acuario, que realmente es un espectáculo.
Nunca había estado en un acuario de estos y la verdad que fue genial, tampoco conocía los koalas o canguros, así que fue interesante ver estos animales tan cerca, nada que ver con lo que había visto en televisión, son bonitos, pero… más me gusta verlos en televisión 😉
Como caminamos tanto este día llegamos al hotel muertos de frío, hambre y cansancio, así que caímos como piedras a eso de las 9 de la noche, pero al igual que el día anterior a las 4 o 5 de la mañana ya estamos en pie de lucha.
El cuarto día (lunes), Jaime debía ir temprano a las conferencias, así que se fue y yo me quedé en el hotel, revisando correos y durmiendo por ratos.
Llegó al medio día y fuimos juntos a almorzar, en la tarde lo acompañe a un par de conferencias y en la nochecita salimos a caminar buscando el Chinatown, sitio que me moría por conocer.
Con el hermoso Sídney Harbour Bridge de fondo
Eso es lo que pasa cuando ves tanta televisión, sin embargo estaba muy apagado, no era lo que me imaginaba y quede algo desilusionada.
El quinto día Jaime salió temprano y yo me llene de valor para salir sola a caminar por la ciudad, tenía mucho temor, pues no manejo el idioma y me daba mucho susto perderme y no saber cómo regresar.
Sin embargo, tomé nota de las palabras y frases de supervivencia, llevé el mapa y me encaminé sola por el centro de la ciudad, conocí lugares interesantes, iglesias y edificios antiguos, así mismo llegue al Chinatown de día, se veía algo distinto a la noche anterior.
Así que entré a varios almacenes y disfruté un poco del mal ingles que hablan estas personas y me sentí en casa. Pues yo tampoco lo hablo mucho, pero el idioma universal de las señas parece funcionar muy bien, a pesar de nuestra diferencia en las culturas.

Resumiendo nuestro paso por Australia

Así fueron pasando los días, Jaime debía ir a reuniones, conferencias y yo mientras caminaba sola por la ciudad. Me iba de compras (lo cual fue toda una experiencia, pues recatear en ingles no es cosa fácil, a duras penas soy capaz de hacerlo en español, así que ya se imaginaran el dilema en el que estaba, pero conseguí pedir las cosas, medirme ropa, zapatos y pasar ratos bien agradables, (hay que tener en cuenta que yo para eso de vitriniar e ir a almacenes a probarme ropa no sirvo, pero lo disfruté bastante en esta ciudad).
También estuve mucho en la bahía viendo la gente y disfrutando de la amabilidad de las personas que pasaban por allí, lo cual me gustaba mucho.
Un hermoso atardecer en la Opera de Sídney
El día miércoles se realizó una gala (eso se realiza siempre por el anfitrión del evento al que Jaime asistía), así que esa noche fuimos a un hermoso lugar frente a la opera, una vista espectacular de la bahía, disfrutamos de buena comida, música y charlas con personas con las que Jaime ya estaba en contacto, así que fue bien interesante, hablando español, ingles y spanglish también.
El jueves Jaime no tenía reuniones en la mañana, así que salimos a caminar un rato y llegamos a un jardín botánico, hermoso, inmenso y muy cerca a la Opera.
Disfrutamos del lugar, el lago, la caminata y por último nos acercamos mucho más a esta hermosa arquitectura. Realmente un lugar alucinante, no tan espectacular como se ve en las fotos, pero sí bastante interesante para aquellos que les gusta este tema de la arquitectura y los diseños algo raros, el día no era muy bonito, sin embargo disfrutamos mucho caminando y observando a las personas alrededor nuestro.
Jaime todos los días intentaba llegar temprano al hotel para que disfrutáramos las tardes saliendo a caminar, viendo el atardecer en la bahía, lo cual era todo un espectáculo pues los colores que se reflejan en el agua, en el puente y en la opera son difíciles de describir.
Claro que tuvimos como dos días de lluvia, lo cual nos hacia quedar en el hotel, porque hacía mucho frío y es más complicado disfrutar de un buen día así.
Vista del puente y la opera de Sídney en el Jardín Botanico
El hotel estaba ubicado en el centro de la ciudad, se podían ver muchas cosas, pero no tantas como hubiésemos querido.
Habían sitios a los que quería ir como una especie de zoológico donde lo animales están en un parque (al aire libre), eso sí que hubiese sido interesante, pues me hubiese gustado ver los canguros y koalas en un ambiente no tan encerrado, pero quedaba algo retirado del centro y tenía mucho temor de perderme en el metro, de que no pudiera llegar, esto no me dejaba movilizarme sola a distancias tan lejanas, pues la sensación de no tener manera de comunicarme con Jaime a un celular o teléfono fijo me daba mucha angustia.
Así que traté de divertirme con lo que tenía cerca y realmente aunque conocimos poco de esta hermosa ciudad yo disfruté cada día, absorbiendo cultura, pues de eso si que hay en Sídney.
Les cuento que es una ciudad muy multicultural, ves muchos asiáticos en la calle, no solo en el chinatown sino en todos los lugares.
A veces era difícil distinguir a los turistas o a los mismos australianos en medio de tanto asiático, árabe, hindú y tal vez latino, pero eso sí, era todo un deleite encontrar esos chicos guapos, rubios con ojos claros y unos traseros que ni para que les cuento.
Claro que para los hombres también las chicas eran bastante atractivas, podías pasar el día viendo modelos en la ciudad con unas pintas, mejor dicho esa parte del “caldo de ojo” era genial.

Último día en Sídney

Con nuestro nuevo amigo en Sídney
El último día en Sídney (era un viernes) hizo un día precioso, así que aproveché para salir a caminar por la bahía mientras Jaime estaba todo el día en conferencias.
Caminé, disfruté de la mañana, de los colores, del lugar, en la tarde fui a comer con Jaime y el siguió en su trabajo, así que al atardecer me fui sola para la bahía (para despedirme de este hermoso lugar), estando allí tomando fotos encontré un chico muy formal que me pidió el favor de que le tomara una foto.
Para eso no hay que saber mucho ingles, así que le tomé la foto y el chico empezó a hablarme, lo primero que le dije es que no hablaba muy bien ingles, sin embargo seguimos hablando.
Él no hablaba ni pisca de español, pero con mi mal ingles y su paciencia pudimos hablar un buen rato, tanto así que después de media hora (más o menos) me preguntó si conocía un buen restaurante para comer, yo le recomendé un italiano muy bueno que conocí con Jaime días atrás.
Me invitó a comer algo, yo lo acompañé mientras comía, pero no comí. Después de esto, me dijo que si salíamos un rato con mi esposo, así que fuimos por Jaime al hotel, lo cual fue muy chistoso, porque yo llamé a Jaime desde la recepción y le dije que bajará para que conociera a un amigo.
Jaime no entendía y bajó, cuando vio a mi nuevo amigo, no podía creer que me hubiese pasado un rato con este chico hablando en ingles si yo hablaba. Fue muy chistoso, pero ya con Jaime pudimos hablar mucho más y nos fuimos a tomar algo.
Compartimos un rato juntos y la pasamos realmente bien. Este joven es de Estados Unidos y estaba en Australia por trabajo, iba a estar un mes. Intercambiamos datos y fue muy interesante esta experiencia, aún hoy nos hablamos por Facebook, lo cual es bastante curioso porque él sigue sin hablar español y yo sin hablar ingles.
Saliendo del Jardin Botanico en Sídney
Creo que a la final es posible darse a entender si uno quiere hacerlo. Es difícil y complicado más sin un diccionario y si no eres capaz de decir lo que quieres o no hay alguien que te ayude, pero descubrí que no era tan difícil como pensaba y que sí es posible hacer amigos en las situaciones más raras en las que estés.
De esta experiencia les cuento que me deja la motivación para aprender más ingles, creo que el idioma es una gran barrera que si uno desea puede manejar, ya que es más fácil interactuar con otros si eres capaz de expresar lo que quieres, pues no sabes lo triste que es no encontrar la manera de comunicarte cómo quisieras o hablar tanto como lo haces en tu propio idioma, eso puede llegar a ser bien frustrante.
Me encanto Sídney me pareció una ciudad organizada, ordenada, con personas sumamente amables, desde el botones, hasta el camarero, empresarios, así como la gente de la calle, de las tiendas, de los almacenes, turistas y demás, lo cual es bien agradable.
A pesar de la falta de idioma disfruté mucho de la experiencia de estar en este continente, queda uno con ganas de más tiempo para conocer y disfrutar, pues 8 días no es nada y más cuando uno está todo el tiempo trabajando, así que se vuelve difícil disfrutar cada día.
Sin embargo, creo que de ser posible volveremos en unos años, pues algo que si queda claro es que Australia es un país sumamente abierto para los migrantes o turistas y más aún es un lugar preparado para tratar bien a aquellos que llegan de visita o a residir, algo sumamente difícil de encontrar en otros lugares.
Para ver más fotos dar clic aquí.

Primera noche en Sídney, Australia

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