La vesicula

Mi experiencia perdiendo la vesícula

Hace unos días me dio un dolor abdominal de esos que te hacen ver el mundo a cuadros. O al menos eso fue lo que sentí cuando de un momento a otro me empezó un dolor en la boca del estómago que se me fue pasando a la espalda.

Fue un dolor tan jodido, que no puedo explicarte bien, pero que no te deja acomodar. Cómo sea que te pongas te duele desde el estómago hasta la espalda. ¡Es horrible!

Al principio pensé que el dolor en el lado derecho de mi estómago era indigestión y el dolor en la espalda un mal movimiento.

Eso lo atribuí y lo confirmé cuando horas después vomité todo lo que había comido durante el día. Así que pensé que ya todo iba a estar mejor. Pero qué va, el dolor no mermaba. Por el contrario aumentaba hasta el punto de no dejarme dormir y hacerme sentir muy, muy mal.

A la mañana siguiente, gracias a que el dolor no paraba y sobre todo a la presión de la familia de mi pareja, nos fuimos para urgencias.

Fue así como a las 10:00 am estábamos en urgencias, esperando a ser atendidos. El el dolor fue tanto que colapsé allí mismo mientras esperábamos, así que me pasaron inmediatamente y empezaron a atenderme.

Desde allí empezaron mis exámenes y pruebas. Y muchos medicamentos para mitigar el dolor. Tras varias horas quedó claro lo que tenía: cálculos en la vesícula.

El diagnóstico: operación de la vesícula.

Eso quiere decir que tenían que sacarla porque estaba tan cargada de cálculos e inflamada que por eso me dolía tanto.

Lo más gracioso de todo es que una de las razones por las cuales la Vesícula empieza a molestar es por el exceso de grasa y yo llevo más de un año con una dieta muy saludable, o al menos eso pensaba. Pues he dejad las carnes rojas al 100% y de las blancas solamente como pescado, porque ya ni pollo como. Así que ¿Por qué ahora tenía problemas con la vesícula? La doctora no supo explicarlo. Solo me dijo que no había de otra y tenían que sacarla.

Al final las razones no importan, ya que puede ser una o un millón. El tema era que los cálculos se se salieron de control ahora no había otra solución salvo operar.

Gracias a esto, pasé un delicioso fin de semana en la clínica, esperando ser operada, mientras conocía y veía personas con diferentes problemas de salud.

La mayoría con historias asombrosas de los dolores de vesícula, las experiencias tras sus operaciones e incluso un parto y todo.

Mi primera hospitalización

Estar en un hospital es realmente una experiencia poco grata. No diré que no se la deseo a nadie, porque sea como sea, de alguna manera todos nos veremos obligados a estar allí en algún momento de nuestras vidas. Ya sea como visitantes o pacientes.

Lo que si puedo decirte es que la atención no es tan terrible como dicen por ahí.

De hecho, y aunque muchos no me creen, todo este proceso lo pasé con la EPS y no tuve ningún inconveniente.

Me atendieron súper bien y bastante rápido. Tanto así que solamente pasé dos noches en la clínica. La primera el día que llegué y la segunda, porque tras la operación te obligan a pasar la noche allí para control. Lo cual tras vivirlo, creo que es la mejor alternativa.

Para ser mi primera vez no quedé desilusionada por el sistema. Aunque tampoco diré que quiero pasármela en esas todos los fines de semana.

Ser hospitalizado es algo bastante angustioso y nada agradable. Por más bien que te traten. Eso se debe a que estar enfermo nunca será algo placentero, ya que la impotencia y la debilidad son emociones que voluntariamente pocos queremos vivir.

Recomendaciones si pasas por Urgencias

Tras esta experiencia, te voy a compartir mis consejos para cuando llegue el momento de estar en urgencias, ya sea en una situación como la mía o en otra:

Actitud


Siempre lo he dicho que la actitud lo es todo. Aunque es verdad que cuando uno llega a urgencias, y está con un dolor tan fuerte que olvida hasta su nombre, la actitud es deplorable.

No necesariamente por voluntad propia, a veces es simplemente algo que se sale de control porque somos humanos y nos enfurecemos por aquello que no podemos controlar y nos molesta ser vulnerables y estar a merced de un dolor que no entendemos y personas que no logran darnos el confort que necesitamos para sentirnos mejor.

Por eso mi primera recomendación es que tengas una buena actitud. Eso hará que sobrellevar el dolor sea mucho más sencillo, pero también hará que disfrutes de la experiencia desde otra perspectiva.

Al fin y al cabo, ten presente que con quejas, lamentos y mala actitud, lo único que consigues es pasar tú un mal rato y hacérselo pasar a otros. Cuando de ti depende que la experiencia más difícil de tu vida sea positiva, así sea dolorosa.

Aprovecha para conectar con otras personas


Puedes pensar que este no es el mejor lugar para hacer amigos. Sin embargo, te equivocas. Este es un excelente espacio para conocer personas increíbles que pasan, al igual que tú, por un momento difícil en su vida.

¿Qué une más a las personas que un mal momento?

Así que aprovecha estos espacios para conocer, conectar y compartir con otros experiencias, puntos de vista y porque no, un momento para distraernos y acompañarnos mientras nos vamos recuperando.

Se conocen casos de grandes amistades que se construyen en estos lugares, e incluso muchas relaciones amorosas nacen de momentos chungos como estar hospitalizado 🙂

Sonríe, siempre desde el Corazón

Con un gran dolor es difícil sacar una auténtica sonrisa, pero no es imposible.

Tómalo como una terapia e intenta sonreír a los médicos, enfermeras, auxiliares, personas del aseo y pacientes. Puede que no te salga lo más natural del mundo, pero debes intentar sacarla desde el corazón.

Una sonrisa puede ayudarte a mejorar, a tener una buena actitud, a conocer personas maravillosas y sobre todo a permitirte sobrellevar tus síntomas hasta el punto de que no sea tan traumático y doloroso el proceso.

Además, ten presente que con una sonrisa puedes sacar más provecho de la situación que estando malhumorado y de mal genio.

Agradece

Así se demoren en atenderte, así te atiendan mal, así te esté causando mucho dolor. Siempre agradece. Porque todos los involucrados y las personas con las que te topas en estos lugares, están viviendo sus propios procesos y es importante agradecerles por su trabajo. Por estar ahí.

Esta es una bonita forma de comprender que todos tenemos un propósito y nada más bonito que valorar lo que hacen los demás.

A veces cuesta, lo sé. Sin embargo, eso no significa que no se lo merezcan o que no deberías darles las gracias por hacer bien su trabajo.

No niegues un “gracias” por orgulloso, porque “no se lo merecen”. Siempre, siempre se lo van a merecer.

Por último, una vez te conté que las emociones están conectadas con dolores en nuestro cuerpo.

Pues bien, sigo pensando que eso es así y hoy que ya no tengo mi vesícula, una parte que nunca había considerado importante y que a partir de hora será una que extrañaré cada día, puedo decirte que sigo pensando que esta teoría es real y que nuestro cuerpo y nuestras emociones están conectadas.

Por ello, sino quieres empezar a perder partes de tu cuerpo, lo recomendable es que empieces a trabajar tus emociones y procésalas para que así tu cuerpo no se vea afectado.

No es tan difícil. Sin embargo, inténtalo día a día, poco a poco y mucho ánimo.

Yo seguiré en mi propio proceso de recuperación de la operación, pero también aprendiendo a gestionar mis emociones, porque no quiero perder más partes de mí gracias a una mal gestión.

¿Qué parte de tu cuerpo has perdido por no saber gestionar tus emociones? Has pasado por la operación de la vesícula ¿Qué tal la experiencia?

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10 comentarios

  1. Hace años que yo también tuve que desprenderme de mi vesícula, también en Colombia, también tengo un buen recuerdo de la experiencia por la que sin embargo hubiera querido no pasar.
    Efectivamente la actitud es importante, para cuando me pasó a mi yo ya era de «la cofradía de la bata blanca» pero no me operaron en mi propio hospital así que recuerdo estar continuamente explicándole a mi madre que no pasaba nada por tener que esperar en la Urgencia, que por lo pronto lo mío podía esperar, recuerdo muy bien la desazón porque no conocía de nada ése hospital; la urgencia es el sitio en donde más desprotegidos nos sentimos seamos o no personal sanitario, la enfermedad es un gran igualador, así que coincido contigo: la actitud lo es todo, te lo juro que desde el otro lado queremos pasaros a todos, aliviaros el dolor a todos a la vez pero es que no se puede, cuando estamos del otro lado nuestro dolor es lo más importante, es cuando hay que discriminar que la cosa se complica.
    En mis años en sanidad he visto de todo en la sala de espera de la urgencia, pero si algo he concluido es que «la empatía es una gran analgésico».
    Espero que lleves una buena recuperación y que te quede una cicatriz minúscula, una curiosidad que me pasó a mi y que he visto en muchos casos es que ya no tolero la lactosa; cualquier cosa que necesites sabes muy bien en dónde encontrarme.
    Feliz finde.

    1. Gracias señorita por tu comentario, la verdad es que todos hacemos lo que podemos desde dónde nos corresponde, por eso es importante la actitud y agradecer, no hay de otra.
      Sobre la lactosa, la cirujana me recomendó no tomarla en la convalecencia, aunque según he leído, parece que es común que uno no la tolere ya 🙁
      Ya te estaré preguntando sobre el tema.
      Un abrazo,