¿Qué puedes aprender cuidando animales?

Cómo sabes, llevamos un tiempo incluyendo en nuestros viajes el sistema de House Sitters donde a cambio de alojamiento cuidamos animales.
De momento, hemos cuidado un total de 9 animales y 5 casas y la experiencia es maravillosa. Hemos descubierto por ejemplo que nos gustan los gatos, algo que no veía posible, ya que soy «una chica de perros», pero qué va, los gatos me han encantado.

Nuevas Gatas en la Familia
Los perros son una excelente compañía, pero dependen completamente de ti, pa todo: comer, hacer sus necesidades, divertirse y sentirse acompañados. Son completamente dependientes. Mientras que los gatos, son independientes a más no poder, así y todo, les encanta la compañía y son muy tiernos.
De esta experiencia hay mucho que contar, cosas buenas que nos han pasado, cosas no tan agradables, algunas perdidas, enfermedades, pero sobre todo me quedo con que todo ha sido un gran aprendizaje.
Un aprendizaje maravilloso y lleno de experiencias que hoy voy a compartir contigo (aunque sea un poquito) Aquí vamos:

Cinco cosas que he aprendido cuidando animales

No tienen rencor

Se te pasa la hora de la comida. No los sacas durante días a caminar. Olvidas consentirlos un momento. Estás tan ensimismado que hasta olvidas al animal (hay casos así, a mí solamente se me pasó lo de la hora de la comida)
Sin embargo, siempre volvían con cariño y amor para darte, sin ningún rencor.
Ellos no te ignoran y mucho menos te guardan rencor por esa equivocación u olvido. Por el contrario están ahí como si nada hubiese pasado y siempre tan alegres por verte nuevamente y saber qué ahí estás.
[piopialo vcboxed=»1″]Son muy nobles, nada rencorosos y eso es algo que todos deberíamos practicar.[/piopialo]

Saben cuándo estar contigo

Parece que tienen un sentido súper desarrollado para saber cuándo necesitas compañía. Los gatos por ejemplo, que a veces son bastante «ariscos», en los momentos de bajón estaban con uno.
Ellos se acercaban para que los consintieras o simplemente se quedaban a tu lado mientras te pasaba lo que fuera que tuvieras.
Con los perros era algo similar, aunque ellos se hacen notar mucho más. Son una excelente compañía para ver una película, escribir, escuchar música, estudiar, responder llamadas. Siempre te recuerdan que no estás solo.

Cuidar a un animal no es fácil

Hay quien te dice «vas a cuidar un perro, ahhh pero si eso es muy fácil». Lo siento, eso no es verdad. Cuidar un animal requiere mucho compromiso, tiempo y sobre todo no es algo fácil. A mí no me lo ha parecido.
Con ello, no digo que es la actividad más difícil de hacer. Sin embargo, requiere su tiempo, atención y sobre todo requiere que estés ahí para él.
Porque sin ti no puede comer, no puede salir a hacer su caminata y/o sus necesidades, no puede jugar y por ende el animal no sabría qué hacer. Requiere de tus cuidados.
Puede parecer muy sencillo, pero cuando un animal es educado, por ejemplo, requiere mucho más tiempo, pero sobre todo, requiere que tu sigas esa educación.
Si es muy mimado y no lo consientes lo suficiente se puede enfermar, porque le hace falta «algo».
Si es muy mayor, requiere que no olvides ninguna medicina, porque el animal se va a sentir mal y depende de ti para que eso no pase.
Así que cuando alguien me dice que cuidar un perro es fácil, recuerdo a los 4 que he cuidado y puedo decir, con conocimiento de causa, que fácil no ha sido, pero así todo ha sido genial.
Los gatos son más fáciles de llevar, así y todo también debes tener especial atención con ellos, porque muchos no toman agua de la coca, sino de la llave. Así que debes recordar abrir la llave del lavaplatos para que tome agua. Si lo olvidas, el animal se puede deshidratar.
Si no le limpias su cajita, el animal no querrá hacer sus necesidades allí y luego la casa estará pasada a mierda.
Son cosas «sencillas» pero si las olvidas luego tendrás un gran problema y por más «sencillo» que parezca, nunca lo será realmente, porque cada animal es un mundo y tú debes adaptarte a él.

Saber pedir lo que quieres

Normalmente queremos y queremos determinados objetos o situaciones que pasen en nuestra vida. Cuando no ocurre nos sentimos mal, nos molestamos y despotricamos, chillamos, gritamos y maldecimos a todo el mundo.
Con un animal esto es muy diferente. Ellos saben pedir lo que quieren sin tener que hacer todo este escándalo, sencillamente porque están bien entrenados o porque no son de hacer «pataletas».
Que no es el caso de todos los animales, seguro habrás visto en la calle a más de uno «inquieto», pues bien nosotros hemos tenido la fortuna de cuidar, de momento, animales bastante dóciles y sobre todo bien educados.
[piopialo vcboxed=»1″]Son ellos los que me han enseñado que se pueden pedir las cosas de otra manera. Sin armar revuelo.[/piopialo]
Por ejemplo: Taff, la última perra que cuidamos, cuando quería «galletas» en la tarde, salía al jardín, caminaba un ratito (poquito porque estaba muy malita), se acostaba en el césped y después venía. Te buscaba y te decía «bueno, hice ejercicio, ahora dame mi galleta»
Para ello, te miraba con una cara de amor que no tenías otra que darle una galletita. Cuando llovía lo que hacía es que la «vuelta» la daba en la casa o cambiada de un sillón a otro para que uno viera que hacía «ejercicio».
Truffle, la perra que cuidamos en Hong Kong, cuando tuvo diarrea un día, a eso de las 11 de la noche, se puso inquieta, pero no ladraba, solamente se movía de un lado a otro y miraba la puerta como diciendo «Sácame por favor».
Yo le entendí su mensaje. La subí a la terraza, y a pesar de que al principio le costó, porque no está acostumbrada a hacer sus cosas allí, lo hizo y nos tuvo en vela hasta las 4 de la mañana la pobre.
Snuddle, la que cuidamos en Kuala Lumpur, era aún más viva. Porque al fin y al cabo ella era una mimada, así que siempre me ponía esa carita de ternura cuando quería que jugara con ella o cuando quería que la consintiera un rato. Era muy divertido.
Con los gatos, el tema era a otro precio. Kate y Heidke lo que hacían en las mañanas para que les diera de comer y les abriera la puerta, era mover cosas en la casa.
Sí, movían las cosas hasta que se caían. Eso sí, nunca cosas que se quebrarán, eran bastante inteligentes, pero empezaban a hacer bulla y uno a la final tenía que pararse abrir la ventana, darles de comer y dejarlas libres.
Con Sooty, la última gata que cuidamos cuando quería alguna consentida, se te paraba enfrente y empezaba a maullar y tu tenías que peinarla o darle algún «chute»
[piopialo vcboxed=»1″]Cada animal tiene su técnica y aprenderla es muy divertido. Eso me enseñó un montón[/piopialo]

Compartir el amor que tienes para dar

Esa es otra cosa que me ha enseñado cuidar animales: tengo mucho amor para dar y sí, lo sabía, pero otra cosa es comprobarlo día a día durante un tiempo con un ser que depende totalmente de mí.
Esta es una de las cosas que más me ha gustado de cuidar animales. Descubrir mi paciencia, mi tranquilidad y sobre todo el amor, porque al fin y al cabo es necesario cuando otro ser depende de ti.
Además, ten en cuenta que no son animales nuestros, eso lo hace aún más especial. Porque a todos los recuerdo con cierto cariño y aún hoy, tanto tiempo después, me vienen a la cabeza muchas anécdotas y situaciones divertidas que pasé con ellos.
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Como puedes ver, es mucho lo que he aprendido este tiempo, no viajando, sino cuidando animales exclusivamente.
Para hoy, que hago este artículo, te cuento que en casa hemos adoptado dos gatas. Han pasado tan solo 4 días, pero ya nos han robado el corazón y sobre todo nos entretienen bastante.
Creo que no solamente ayudamos sacando estos dos animales de la calle, sino también cambiamos percepciones, ya que un gato negro sigue siendo temido en muchos círculos.
Seguramente en unas semanas te estaré contando lo que he aprendido con mis propios gatos y cómo va a ser el desprendimiento cuando llegue, porque desde luego nos iremos y ellos quedaran en casa, ya veremos.
[su_box title=»Participa >.<» box_color=»#dec6f8″ radius=»5″]Me gustaría saber ¿Qué has aprendido tú cuidando animales? ya sea que tengas uno en casa o cuides alguno esporádicamente.  [/su_box]

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6 comentarios

  1. Si tu propósito no es tener cachorros, lo mejor es que esterilices a tus mascotas, ya sean perros, o gatos. El celo es una época complicada en los animales, pues se desequilibran y están dispuestos a cualquier cosa con tal de saciar su deseo.